Palabras clave: Batalla de ideas, política, crítica, transformación, diálogo, innovación, cambio de época, amplitud, bloque histórico, lectura, análisis, verdad, belleza, sueños, liberación.

miércoles, 29 de octubre de 2014

Me voy demasiado, me quedo demasiado

Este domingo había amanecido con un sol templado y sabroso, sin chubascos mañaneros que dejan la tierra empantanada junto a pozos que aquí y allá se hacen propicios para el brote de los zancudos portadores de los virus maléficos. 

Buen día para subir las generosas lomas del Guaraira, me dije. Al llegar a plaza Venezuela recordé la reciente inauguración de la nueva línea del metrobus que enhorabuena recorre Simón Rodríguez, Pinto Salinas y Sarría, donde se alzan los inveterados y eternos bloques de Pedro Camejo. Divisé el flamante Yutong en la esquina oeste de la Plaza Bolivia, hice una breve cola y lo abordé. Este nuevo agregado al buen vivir se lo debemos a las comunas en construcción de Sarría, al poder popular, pensé; también recordé cuando, hace al menos cuatro años, algunas iniciativas de organización y autogestión que florecieron en algunos puntos de la calle Real fueron tildadas como “anarquistas”.

El autobús se detiene frente al bloque 9 y 10 de la urbanización que lleva el nombre del gran filósofo que enseñaba desnudo y despeinado, y que como todo genio fue tachado no pocas veces de diletante delirante. Me bajo y camino en dirección a las escaleras que llevan hacia el teleférico pero también a la avenida Boyacá y de ahí a la energética naturaleza de la montaña. Delante de mí, camina una mujer joven que, me doy cuenta, mide como metro ochenta. Su cabello castaño claro con rulitos recortados más arriba de los hombros, su blanco transparente, mirada ingenua y caminar desenfadado, hace que parezca una niña grande escapada de algún enclave secreto de pueblo Hunza ubicado Galipán adentro.

La muchacha entró a los espacios del teleférico con sus largos pasos, y yo seguí por la cota mil, casi trotando, hacia la pica más cercana en la Florida. El mediodía me había alcanzado y la avenida sería abierta al ansioso tránsito vehicular en pocos minutos. Empiezo mi ejercicio en dirección al Corta fuego. Tengo tiempo que no lo hago, voy sin atore, tranquilo, respirando profundo. Alguna gente viene bajando. Familias, mujeres, hombres, una señora con un perro. De la sede del INE sale una música que se escucha en todo el entorno. Resuena una changa noventosa que deviene en el pop depresivo de los Coldplay; parece una bailoterapia. En eso me cruzo con el Junior, un viejo pana de la época en que todos nos creíamos Michael Jordan cuando jugábamos en el patio trasero del centro materno del bloque 17, con un tablero hecho en casa que permitía arrojadas fantasías voladoras.

Nunca fuimos amigos. Nos identifica, eso sí, ese sentimiento especial de ser parroquia, los recuerdos de los tiempos de primera juventud inconsciente de agresiva competitividad; aunque también la época en que coincidimos en el empleo del banco, donde a veces trabajábamos hasta el amanecer, una vez por semana, para redondear la quincena. Parroquias, aunque ya yo no viva en Sarría y él tenga el firme propósito de irse definitivamente del país, y abandonar el súper-bloque pariente de aquellos del 23.


miércoles, 15 de octubre de 2014

Contundente victoria de Evo Morales en honor a la resistencia indígena

En horas de la noche de este domingo, las autoridades electorales bolivianas  informaban que con más del 90% de los votos escrutados, Evo Morales ganaba las elecciones presidenciales con más del 60%, una victoria contundente y refrescante para los pueblos y los gobiernos progresistas de la región, y particularmente para el pueblo y el Gobierno bolivariano de Venezuela, que actualmente enfrenta los más duros desafíos desde de la desaparición física del Comandante Chávez.

Así como Hugo Chávez tuvo su 7 de octubre, Evo Morales tuvo su 12 de octubre; una victoria por toda la línea, contundente, inobjetable y poderosa. Pero además, hay que destacar que la extraordinaria fiesta democrática que culminó con la nueva victoria del aymara, ocurre en el día de la resistencia indígena, un hecho simbólico nada desdeñable en un contexto de crisis civilizatoria donde a la explotación, la destrucción de la naturaleza, al racionalidad instrumental y la guerra que han predominado en el occidente capitalista, el líder indígena y su proyecto han opuesto el pensasiento, el cosmocimiento, la Paz, el respeto a la madre tierra y una concepción de desarrollo que no descarta la capacidad técnica moderna como herramienta para alcanzar el bienestar, cabalgando las contradicciones.

Como lo destacó el presidente reelecto, esta nueva victoria electoral representa un triunfo del anticolonialismo y del antiimperialismo, una nueva manifestación de la fuerza “anti-cartesiana” que ha logrado ir más allá de la mera “meditación” (Dussel dixit). Los herederos de Tupac Katari y Guaman Poma se impusieron en 8 de los 9 departamentos que tiene Bolivia, y se han propuesto convertir al país en el centro energético de Sudamérica, como la tierra con las segundas reservas de gas de la región, las primeras del mundo en Litio y con el proyecto de aprovechar el potencial de la energía nuclear con fines pacíficos.

Tal como lo recogió la agencia boliviana de noticias, Morales llamó a la oposición a dejar de lado la confrontación y los convocó a sumarse al trabajo conjunto por Bolivia, para la ejecución de proyectos de desarrollo que redunden en el bienestar de todo el pueblo boliviano. En esta línea, Evo abogó porque la oposición política “tire del carro por el mismo lado” y se siente a debatir todo lo relacionado con el desarrollo de un país que este año lidera el crecimiento económico de Sudamérica. Sobre este llamado, conviene recordar que tanto el presidente Chávez en su momento como el presidente Maduro ahora, han hecho llamados reiterados a la oposición a incorporarse al trabajo conjunto para el desarrollo del país, conscientes del papel que ese sector está llamado a desempeñar en la construcción del país posible. Sin embargo, lo que hemos visto los venezolanos ha sido guarimbas, señas de paramilitarismo y en general un sector opositor que, aunque diverso, sin ningún pudor ha demostrado que es capaz de sumergir al país en la tragedia nacional con tal de desplazar al Gobierno bolivariano del poder.

Mientras tanto, medios locales han aprovechado la victoria de Morales para revivir el discurso de la mal llamada “reelección indefinida”, un discurso que fue ampliamente difundido en Venezuela en el marco de la Propuesta de Reforma Constitucional, y luego con la enmienda hecha a la Constitución para crear la libertad de candidatura o, de otra forma, la posibilidad de la postulación repetida de la misma personalidad política. Así, el portal Web de El Universal, destaca en su titular de hoy la victoria de Morales extiende su gestión a 14 años, y que sus críticos y detractores temen que el líder cocalero haga uso de los dos tercios obtuvo en el parlamento para modificar la Constitución y así incorporar la llamada “reelección indefinida”. Continuando con su discurso sutilmente oligofrénico, la nota de este diario incluso compara a Evo Morales con el Mariscal Andrés de Santa Cruz, quien en el siglo XIX gobernó Bolivia por casi 10 años, destacando que en lo sucesivo aquel lo superará en materia de tiempo en el poder.

Mientras tanto, la oposición de Bolivia parece quedar en una situación de franca debilidad. No por casualidad, el candidato del sector opositor fue un empresario, Dora Medina, quien no alcanzó a sacar el 20% de los votos, razón por la cual analistas como Rolando Ramos afirman que "la oposición boliviana debe leer este mensaje y reflexionar. Debe unificarse y renovar los liderazgos”. ¿Suena familiar? Siempre hay que leer los mensajes que dan los números electorales, e indistintamente de los resultados estos deben ser leídos con atención por todas las fuerzas políticas en pugna; más aún cuando estos reflejan realidades elocuentes.

El hecho, es que Evo Morales obtuvo una contundente victoria que le permitirá seguir al mando del país corazón de Sudamérica hasta el 2020. Conviene, desde Venezuela, que tanto nuestra variopinta oposición como el chavismo en general hagan las lecturas necesarias y, también, que opten por tomar lo mejor del ejemplo de esa Revolución cultural en marcha.

 Editorial PoderenlaRed
@maurogonzag

viernes, 3 de octubre de 2014

Revolución y democracia: ante la señal de lo evidente

Desde que en 2004 los venezolanos nos enteramos que habían detenido a un nutrido grupo de paramilitares colombianos en una finca por El Hatillo, Edo. Miranda, propiedad de un señor vinculado a furibundos sectores contrarrevolucionarios de Miami, se visibilizó claramente cuál sería la nueva estrategia de las derechas nacionales e internacionales coaligadas para aniquilar la Revolución bolivariana.

La renaciente Venezuela dirigida por el Comandante Chávez era una República refundada, con una nueva Constitución, la primera aprobada por el pueblo. La Revolución había derrotado un golpe de Estado cupular en abril de 2002, y casi de inmediato, después que los sectores reaccionarios confundieron la actitud cristiana de Chávez con debilidad, se inició un criminal paro petrolero que, si bien fue impulsado por una minoría meritocrática, las cuantiosas pérdidas que generó fueron para el país entero. La respuesta del pueblo fue ejemplar, el sabotaje petrolero fue también derrotado.

La oligarquía local y sus aliados en los sectores imperialistas del país del norte, pero también en países vecinos, comenzaban a darse cuenta de que el proceso liderado por el Comandante Chávez, que para más señas estaba sirviendo de ejemplo de emancipación pacífica en toda la región, no podría ser derrocado ni con elecciones democráticas ni con golpes de Estado, a la vieja usanza. La legitimidad y el apoyo popular a la nueva fuerza política era avasallante, y los diversos sectores de la reacción oligarca, desconcertados frente al liderazgo arrollador del Comandante, optaron por la anti-política, por las teorías de Gene Sharp, por el fascismo.

En medio del fragor de la lucha política, las guerras mediáticas arreciaron y generaron un clima de crispación que nos llevaron al borde de una guerra civil. El debate entre los sectores progresistas alcanzó niveles extraordinarios de efervescencia. Muchos decían: si esto es una Revolución, hay que expropiar a la banca, a los terratenientes, a la poca burguesía productiva, regular el comercio, nacionalizar el comercio exterior y meter presos a unos cuantos golpistas que andan por ahí realengos y conspirando. Por esos días, Luis Britto García empezó a denunciar la infiltración de paramilitares que habían quedado sin trabajo en el país vecino, como producto del proceso de desmovilización de esos grupos terroristas implementado en ese país.

En un sentido, el discurso denunciaba al golpismo apátrida, en otro, la histeria reaccionaria respondía con acusaciones de dictadura autoritaria. Mientras tanto, nuevas formas de violencia se iban fundiendo con la criminalidad “tradicional” del país. De pronto, el llamado secuestro express apareció en la escena, de forma seguida y sistemática, junto a crímenes horrendos que muchos, si no todos, empezamos a notar como impropios de nuestra sociedad; como prácticas inhumanas y dantescas (adjetivo demasiado elegante para calificarlas) de factura paramilitar. Asesinato de Danilo Anderson, el “fiscal valiente”; valiente porque lo dejaron solo y siguió pa’ lante.

Mientras esto ocurría en la ciudad, en el campo se vivía una nueva guerra federal, y con cada día nos llegaba la noticia de la caída de un nuevo grupo de campesinos o de uno de sus líderes, a manos de grupos armados al servicio de los terratenientes. La cifra que hoy se maneja, nos habla de cientos de campesinos muertos en la lucha por la tierra en medio de una “Revolución pacífica”. A propósito de esta expresión, debemos aclarar que se puede definir así dado que es un proceso de cambio, de emancipación social, que se realiza en democracia y libertad, lo que es decir, respetando las reglas del célebre y ultra mentado Estado burgués; es decir, respetando y defendiendo las instituciones por las que murió un Salvador Allende.

Dice García Márquez en su extraordinaria crónica “Chile, el golpe y los gringos”, que la contradicción más dramática de Salvador Allende fue ser al mismo tiempo, enemigo congénito de la violencia y revolucionario apasionado. Allende, continua el Gabo, creyó haber resuelto esa contradicción desde la hipótesis de que las condiciones de Chile permitían una evolución pacífica hacia el socialismo, dentro de la legalidad burguesa. Es decir, la tesis de los reformistas Berstein y Kautsky; lo mejor del ideario de la Sociedad Fabiana, que imaginamos alguna influencia tendría en Allende, dada su condición de doctor masón. ¿Cuál fue la lección? El Gabo, dice que Allende comprendió tarde que no se puede cambiar un sistema desde el Gobierno sino desde el poder.

En Venezuela, este 1º de octubre asesinaron en su propia casa al joven diputado revolucionario Robert José Serra y a su compañera María Herrera. Fue con armas “blancas”, perfectamente planificado, en quince minutos, con gran precisión. En 2011 uno de sus guardaespaldas había sido asesinado en circunstancias confusas; en 2012, antes de las elecciones presidenciales, otro de sus guardaespaldas apareció en el monte del Guaraira Repano con un tiro en la nuca. Una realidad sombría, sórdida, se comienza a cernir sobre nuestra tierra de gracia. El ministro Rodríguez Torres, destaca en la mañana del 2 de octubre que la muerte de Serra obedeció a una “macabra encomienda”. El twitter se desparrama. El escritor Hernández Montoya, dice que el hecho constituye un “acto de guerra”.

El país de nuevo está de luto. Algunos aún estamos pasmados, pero al ver como el diputado Serra sacó el pecho frente al tema de la expulsión de Colombia y posterior detención de Lorent Gómez Saleh, quien en uno de sus videos habla sobre el plan de “bajarse a 20 muñecos” en Venezuela, el panorama se aclara tenebrosamente. Por su parte, Ernesto Samper, actual Secretario general de la Unión de Naciones Suramericanas, afirma vía twitter, por si quedaban dudas, que el “Asesinato de Serra es una señal de infiltración del paramilitarismo colombiano en Venezuela”. Su declaración es confirmatoria de una realidad que esperemos continúe siendo atajada, dada las circunstancias sociopolíticas contemporáneas.
¿Cuáles son esas circunstancias? Allende y las fuerzas de la Unidad Popular estaban en el Gobierno, pero no en el poder. Maduro y las fuerzas chavistas están en el Gobierno y también en el poder, pero luchando contra poderes fácticos como el económico y el mediático nacional e internacional, capaz de movilizar algunas capas medias de la sociedad ―como los estudiantes opositores― e infiltrarlas con grupos entrenados en tácticas de guerra asimétrica y guerrilla urbana. Marchas pacificas infiltradas de violencia asesina, frente a las cuales las fuerzas del orden tuvieron que actuar con la máxima prudencia, esperando muchas veces por una definición más acertada de la coyuntura. En dos platos, el hecho clave de hoy para los Gobiernos progresistas es, no combatir la violencia guarimbera con la llamada violencia legítima del Estado ―tema de los más duros debates―, sino con la promoción permanente de la Paz, apostando por el diálogo, la resistencia, la construcción de consensos, y sin traicionar los principios revolucionarios y el legado del Comandante.

El presidente Maduro, ha adelantado que las investigaciones están bastante avanzadas, que pronto caerán los autores materiales e intelectuales del asesinato de Robert Serra. El pueblo exige justicia, ante la crudeza de la acción de unos criminales que esta vez hasta se ahorraron el trabajo de disfrazar el asesinato con el antifaz del hampa común, como intentaron hacer con Otaiza. Ni la juventud ni el chavismo se desmoralizan. La oposición ha sido emplazada a pronunciarse sobre los hechos. Puede que haya llegado el momento de radicalizar la revolución, apostando siempre por la convivencia y la Paz, el único camino posible.

Publicado hoy en PoderenlaRed.com