En las últimas semanas, el pueblo venezolano ha dado una nueva
demostración del grado de conciencia y de cultura política que ha
adquirido en los últimos años. La muerte del motorizado y del efectivo
de la Guardia Nacional en las inmediaciones de Los Ruices a manos de un
francotirador, se suman a las más de 20 que han ocurrido en Venezuela en
los últimos días como producto directo de una violencia que, si bien ha
sido generada por grupos reducidos, ha evidenciado algunas serpientes
de la cabeza de medusa del paramilitarismo. Con todo, ni el pueblo civil
ni el militar han caído en la provocación.
La violencia practicada ha sido sistemática y por escaladas, lo cual da
cuenta de una planificación previa de las criminales acciones. En un
principio, se quiso atribuir la violencia al uso legítimo y progresivo
de la fuerza por parte de los efectivos de las fuerzas de seguridad del
Estado, la cual supuestamente estaba reprimiendo manifestaciones
pacíficas del “movimiento estudiantil”. Con el paso de los días, los
mitos mediáticos que se difundieron sobre los hechos violentos se fueron
derrumbando por sí solos, hasta el punto de que hoy es imposible que
alguien, salvo que sea un mitómano irresponsable y compulsivo, pueda
calificarlos de “protestas”.
No obstante, el país mayoritario avanza, trabajando, estudiando,
construyendo, en un contexto en el que los más diversos sectores de la
sociedad venezolana han acudido al diálogo convocado por el Gobierno
bolivariano. Sin embargo, algunos elementos causan preocupación y deben
llamarnos a la reflexión. Uno de ellos, es el carácter de la violencia
que se está practicando y que solo después de decenas de fallecidos
directos e indirectos y de cuantiosos daños al patrimonio público, ha
sido rechazada por algunos voceros de la oposición, aunque no por todos.
Este viernes 7 de marzo, Pérez Pirela en su programa hizo un planteamiento grave: "A partir del 12 de febrero se inauguró el paramilitarismo como práctica política en Venezuela",
recordando al mismo tiempo que desde hace años se viene advirtiendo
sobre la infiltración en el país de factores foráneos que tienen como
propósito la desestabilización del país con un claro objetivo golpista.
Las balas en la cabeza hablan por sí solas. Pero más elocuente es el
silencio de algunos actores políticos y la inacción de la mayoría de los
gobernadores de los municipios donde se ha registrado el vandalismo y
la guarimba.
La afirmación hecha por el comunicador no carece de drama, y recuerda
el llamado hecho por José Vicente Rangel en la Conferencia por la Paz, a
hacer todo lo posible por evitar que el país caiga en el abismo de la
muerte.
Esta nueva expresión de violencia criminal es inaceptable, y cada vez
se encuentra más aislada. Entre los signos de este aislamiento total de
los grupúsculos violentos, están las condenas cada vez más enfáticas de
los vecinos y comerciantes de las zonas donde se han emplazado las
guarimbas, indistintamente de su color político. Pero más interesante
aún ha sido la renuncia a su curul del diputado del partido opositor Un
Nuevo Tiempo, Hiram Gaviria, quien también se va del mencionado partido,
tras la decisión de este de no sumarse al diálogo convocado por el
Gobierno y que se instaló exitosamente en Miraflores. El pasado jueves,
este partido emitió un comunicado en el que rechazan el diálogo, lo cual
indica, para los buenos entendedores, su talante antidemocrático, su
alineación con la violencia criminal y su desesperación.
Finalmente, la última señal de aislamiento de los violentos nos vino
desde la OEA, ente que con todo y su tradicional accionar colonial al
servicio de Estados Unidos y de su carácter anacrónico, votó una
declaración a favor de la democracia y del Gobierno bolivariano liderado
por Nicolás Maduro.
De tal manera, tenemos un panorama en el que el pueblo chavista, la
mayoría del pueblo opositor, actores políticos de la oposición como
Henry Falcón o Hiram Gaviria, la OEA, pero lo más importante, toda
nuestramérica, condenan la violencia criminal perpetrada por estos
grupúsculos, todo lo cual deja en una situación crítica ―aún más― a un
liderazgo opositor que viene de sufrir varias derrotas electorales
contundentes y consecutivas. Su destino es el diálogo, pero si no
quieren diálogo ¿Cuál será su destino?
Editorial PoderenlaRed.com del 9 de marzo
@PoderenlaRed
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