Palabras clave: Batalla de ideas, política, crítica, transformación, diálogo, innovación, cambio de época, amplitud, bloque histórico, lectura, análisis, verdad, belleza, sueños, liberación.

viernes, 28 de febrero de 2014

1989, el año en que Venezuela contravino la dinámica mundial

Llegó otro 27 de febrero. Esta vez, en medio de una coyuntura en que la violencia generada por las manifestaciones violentas y las guarimbas han hecho correr de nuevo la sangre. ¿Cuáles son las peticiones de los manifestantes? ¿Qué es lo que piensan y sienten? Nada, lo que hemos visto y escuchado, es a un grupo violento diciéndole a un gobierno democrático y constitucional que debe irse. Esa desobediencia que receta Gene Sharp no funciona en Venezuela, sobre todo cuando se trata grupúsculos financiados desde afuera.

La evidente planificación de estos hechos, saltó a la vista cuando constatamos la cínica y pasmosa articulación entre los hechos de violencia y las corporaciones mediáticas internacionales, las cuales se alinearon otra vez para difundir la idea de la “represión” y “violación de los derechos humanos” por parte de las fuerzas de seguridad venezolanas, cuando lo que está ocurriendo es más o menos lo contrario: una violencia sistemática y ensayada, infiltrada en las manifestaciones estudiantiles de la oposición para provocar el uso de la violencia física legitima y legal del Estado.

Eso es lo que tenemos, eso lo que hemos visto. No es hambre ni exclusión, no se ha tratado de estudiantes exigiendo calidad en la educación o mejoras presupuestarias para las universidades. Como dijo William Ospina, se trata de un país en el que las clases más pudientes protestan mientras los pobres viven felices. Por sí misma, esta reflexión da cuenta del carácter de las últimas “protestas” que hemos presenciado los venezolanos. La respuesta de Maduro no ha sido la esperada por los epígonos de la violencia. Al contrario, el presidente ha llamado reiteradamente a la Paz, que ha incluido una Conferencia Nacional por la Paz, la cual se inició ayer de la manera más positiva imaginable.

Mientras tanto, el canciller Elías Jaua hace una gira por Suramérica para decir la verdad sobre los hechos que han enlutado de nuevo a la familia venezolana, ante la pretensión de endilgar al Gobierno bolivariano el calificativo de “represor”. Pero llegó el 27 de febrero, y se cumplen 25 años de El Caracazo, una rebelión popular legítima producto del hambre y la exclusión, que fue ―esta vez sí― brutalmente reprimida, en uno de los episodios más trágicos, aunque al mismo tiempo meritorios, de la historia política latinoamericana contemporánea.

Esta rebelión, iniciada en Guarenas el 27 de febrero de 1989, sin duda fue una gran tragedia en la que se violaron todos los derechos elementales del hombre y la mujer, llámense civiles, políticos, universales o humanos. La represión fue inhumana, indiscriminada, inaudita. El presidente, sus ministros y una Fuerza Armada usada como ejército de ocupación en su propio país, parecían dispuestos a matar a la mitad de la población para ahorrarle al pueblo el dolor que empezaba a causar la “estabilización macroeconómica”, como fue definido el paquetazo neoliberal que pretendía imponerse. Ese día, se reveló una incompatibilidad suprema entre el neoliberalismo salvaje y el pueblo venezolano, De ahí, el mérito de El Caracazo.

Desde una perspectiva nacional, el Caracazo expresó el quiebre violento de la hegemonía que mantuvieron los partidos políticos del Pacto de Pto. Fijo, la deslegitimación de estos, y el inicio de un proceso de organización tanto cívico como militar, que dio origen al movimiento bolivariano que llegó al poder en 1998 de la mano del Comandante Hugo Chávez. Desde la perspectiva internacional, Venezuela había dado una respuesta temprana y pionera a las pretensiones de imposición del neoliberalismo que había sido bautizado en 1973 en Chile al costo de decenas de miles de asesinados y desaparecidos, en un contexto donde la Unión Soviética de disolvía y emergía el mundo unipolar con toda su soberbia ideológica del fin de las ideologías y fin de la historia.

En noviembre de 1989, caería el Muro de Berlín, hecho simbólico que expresaría el fin del “campo socialista”, la derrota de la izquierda mundial y la entronización del capitalismo en su versión neoliberal. Sin embargo, 9 meses antes, Venezuela se rebelaba frente a eso, desencajando en la dinámica mundial y originando un proceso que sería calificado como la última revolución del siglo XX.

Ese fue el 27 de febrero de 1989, el parto temprano de una nueva época histórica, de la mano del poder popular en pleno y en medio de una de las peores represiones que pueblo alguno haya sufrido.

@maurogonzag

martes, 25 de febrero de 2014

Las guarimbas “autogol” en los municipios opositores

Indudablemente, la historia se repite, aunque con algunas modificaciones en el guion original para adaptarlo a los nuevos públicos, a las nuevas generaciones. Sin embargo, conviene no olvidar llamar a las cosas por su nombre. El guarimbeo iniciado a principios de mes y que nació de la manifestación opositora del 12 de febrero que se tornó violenta y destructora de bienes y espacios públicos, hace tiempo que dejó de llamarse “protesta”.

Cuando se dan este tipo de manifestaciones y empiezan a trancar una calle aquí, una calle allá, en un principio uno siempre otorga el beneficio de la duda, porque después de lo que ha vivido el país en años recientes uno debe pensar que, después del dolor y las muertes del pasado ―como los hechos del 14 y 15 de abril de 2013―, ciertos sectores de la población de clase media han aprendido algo sobre cómo no dejarse manipular y no perder el sentido común en los momentos de mayor tensión o confusión mediática socio-cibernética.

 Dos elementos objetivos pudieron distinguirse desde las primeras de cambio, en lo que ya tenía todos los visos de estrategia insurreccional golpista de nuevo cuño. En primer lugar, las guarimbas violentas se desplegaban, de forma organizada, en el territorio de municipios gobernados por alcaldes de la oposición. De 335 municipios que tiene el país, 18 estaban siendo atacados indiscriminadamente no solo con la trancada violenta de calles y avenidas con barricadas, cauchos, fuego y basura, sino con ataques salvajes  a sedes de instituciones públicas como el Banco de Venezuela o Cantv, además de ataques directos a sedes de gobiernos regionales como fue el caso del Edo. Táchira.

 En segundo lugar, al procesar todos los datos y variables del contexto, de inmediato se constató que estábamos en presencia de una estrategia de “golpe suave” tipo “mecha lenta”, con el empleo de acciones muy similares a las que plantea el señor Gene Sharp en su libro De la dictadura a la democracia, donde se establecen cinco etapas a superar para derrocar gobiernos por una vía distinta a la toma del poder del Estado por medio de un tradicional golpe militar, donde las redes sociales y la canalla mediática internacional volvían a desempeñar un papel de primer orden. En este contexto, la idea era generar situaciones violentas para obligar al Gobierno a usar la fuerza pública legítima para proteger a la colectividad, para luego provocarlos con agresiones de todo tipo y así convertir mediáticamente la elemental y justificada respuesta de los funcionarios en represión y violación de los derechos humanos.

 Con todo, las fuerzas de seguridad han tenido que actuar en defensa de la colectividad, en unos municipios cuyos alcaldes, a pesar de contar con fuerzas policiales propias y de haberse manifestado contra la violencia ―así sea de forma titubeante y guabinosa―, no han movido un dedo para restablecer a la mayoría de la colectividad sus derechos civiles y humanos. Es decir, los efectivos de la guardia nacional han tenido que actuar en manifestaciones violentas ―inconstitucionales― para salvaguardar los derechos humanos de los vecinos de esas zonas y los de los propios “manifestantes”, en situaciones difíciles en las que sus propios derechos humanos, que también los tienen, se han visto seriamente irrespetados y golpeados.

 La lógica no deja de tener algo de estúpido, toda vez que la violencia se desencadena en sectores donde el 70% y hasta el 80% de la población son sempiternos opositores al Gobierno. ¿Cómo actuar en un contexto donde existe una posibilidad de generar hechos violentos que podrían generar eventuales intervencionismos extranjeros para así deslegitimar al Gobierno e impulsar el derrocamiento pos-moderno del presidente Maduro? Tenemos dos datos fuertes: guarimbas violentas en municipios opositores (Que afectan directamente a la gente de habita en esos municipios), y efectivos de seguridad frente a los que existen posturas ambiguas ―son alternativamente rechazados y solicitados por esas comunidades―, aunque la verdad es que son predominantemente agredidos y rechazados. ¿Entonces qué? Queda plenamente justificado el repliegue de la guardia nacional en un contexto donde impera la irracionalidad desmedida, y donde se espera que las personas sensatas, los vecinos mentalmente sanos, indistintamente de su postura política, actúen y exijan contundentemente a los alcaldes que ellos votaron que cumplan con su deber de garantizar el libre tránsito y el derecho al trabajo, al estudio, a la salud y a la vida, derechos todos socavados por estas alocadas guarimbas.

De otra manera, el mensaje es: si les mandamos a la guardia nacional y ustedes la agreden, no la mandamos más, para que entonces le pidan a su alcalde que trabaje e imponga el orden. Si él no te hace caso, entonces organízate con tus vecinos y movilízate para protestar ―ahora sí estaríamos hablando de protestas legítimas― por la ineficiencia o indiferencia del gobernante municipal. Sin embargo, este proceso no es tan sencillo en algunos sectores, cuando no en ninguno. Casos como los del municipio Chacao y el municipio Los Salias han sido ejemplares en este sentido.

Caso Los Salias

A eso de las 4:30 de la mañana del lunes 24 de febrero, vecinos del sector La Morita reportaron que alguien desde un edificio había permitido el ingreso a un estacionamiento privado de dos grandes camionetas que al parecer llevaban bastante carga. Había comenzado la operación guarimba en el municipio, y a lo largo de toda la avenida perimetral se colocaron alrededor de 15 barricadas, algunas a la usanza de las peores de Chacao, con aceite y guayas incluidos.

La semana pasada, en el sector conocido como La recta de las Minas, un grupo de alrededor de 20 muchachos, todos jóvenes no mayores de 25 años, bloquearon la carretera panamericana y quemaron una unidad de metrobús. Esto provocó que muchos vecinos llamaran a la guardia nacional y que reportaran la situación de franca violencia. Estos, efectivamente se hicieron presentes en pocos minutos en el lugar, e impusieron el orden.

A lo largo del día 24 y del día 25, las tensiones se fueron acumulando en las zonas en las que los grupos violentos parecen predominar incluso por encima de la opinión cívica mayoritaria. La Cima, radio ubicada en frente del sector La Rosaleda, no paraba de recibir llamadas de ciudadanos angustiados, preocupados y arrechos por las situaciones que estaban viviendo: ambulancias que no podían ir a buscar a los enfermos, gente que no podía salir a trabajar porque ni siquiera les permitían atravesar la barricada a pie, pero tampoco a comprar alimentos o medicinas ni a nada. Sectores sitiados por guarimberos locales ―puede que con algún invitado de otro lugar― que estaban jodiendo a su propia gente.

Ante la ausencia de la autoridad del Estado central ―justificada por lo que ya dijimos― pero peor aún, ante la ausencia de la autoridad local, municipal ―nada que decir de la autoridad comunal―, la sensación de desesperación y desamparo crecía en estos sectores. Qué decir de la muchacha que llegando a su casa, ubicada en el sector Parque Retiro, fue amenazada de quema total de su vehículo ―con ella adentro― por querer atravesar la barricada para poder así llegar a su hogar. Un dato curioso, es que la muchacha es opositora al Gobierno. De ahí, que no extrañen los tuis enviados por Luis Vicente León, director de una encuestadora y conocido por su postura contraria a la Revolución:

Pero además, están los mensajes enviados por el alcalde del municipio Los Salias, José Fernández, conocido como “Josy”, a través de la red social:

“La guardia no va a entrar al municipio el gobierno lo prohibió insisto estamos afectando a los nuestros”
 

“Destruyen patrulla de polisalias y sale herido un funcionario seguimos sin entender la actitud de algunos protestantes”

No hacen falta comentarios. Otra vecina residente del sector aledaño a La Morita, relató que vio como el ex alcalde del municipio, Ovidio Lozada, hablaba con cierta indignación y alteración con un interlocutor, quien resultó ser un periodista de un diario mirandino. Trascendió, que la inocultable molestia del ex alcalde de Primero Justicia, se debió a que este, muy presumiblemente por la inacción del alcalde actual, se había acercado a la guarimba de La Morita, ―pudo haber sido otra― para pedirles a los “manifestantes” que desbloquearan la calle por el bien de la comunidad, y casi sale golpeado en el intento. Cuando lo intentaron agredir, Lozada, extrañado de que no lo reconocieran, les dijo que era el ex alcalde del municipio, que por favor desistieran de esas acciones, que habían demasiadas quejas, pero al parecer no lo escuchaban.

De tal manera, abogamos porque este nuevo episodio guarimbero, no en balde calificado como autogol, no se deje pasar así nada más. Desde este espacio, y para las comunidades de los municipios de Maracaibo, Táchira, Valencia, Maracay, Pto. Ordaz y Miranda, nos parece que debería quedar en los anales comunitarios el comportamiento que tuvieron las autoridades frente a esta violencia criminal que otra vez atentó contra la salud psíquica y el normal desenvolvimiento de la vida de quienes allí habitan, para que los vuelvan a elegir en las próximas elecciones.

También, esperamos que los líderes políticos alternativos o progresistas de esos municipios se activen y sepan capitalizar los hechos a su favor, para así sumar voluntades al único proyecto político vigente y apoyado por la mayoría: el plan de la patria. Las debilidades en materia de organización y consciencia comunitaria, saltaron de nuevo a la vista, sobre todo en la llamada ciudad dormitorio. Y es que ¿Si una ciudad es llamada así porque la gente trabaja en Caracas y solo llega allí para dormir, que pasaría cuando a la gente no la dejan ni trabajar ni dormir?

@maurogonzag

sábado, 22 de febrero de 2014

Rubén Blades, o estás mal informado o no te gusta Maduro


El pasado 18 de febrero, el compositor y cantante panameño Rubén Blades, conocido por ser el creador de varias de las canciones de salsa más idolatradas y bailadas por los venezolanos, publicó en su sitio web un texto motivado por los lamentables hechos de violencia suscitados en el país desde principios de mes. Destrucción y muerte, acotemos de entrada, suscitada por sectores de la ultraderecha del país, lo es decir, Blades, por sectores dela oposición.

No tuve conocimiento de la opinión sobre la situación política venezolana emitida por el popular cantante hasta escuchar al presidente Maduro responderle, definitivamente con buen tono, recordándole que conocía todas sus canciones, que se estaba haciendo eco de la campaña mediática internacional contra Venezuela y reiterándole que, quien gobernaba el país, era ese “Pablo pueblo” de una de sus más conocidas canciones. Como estamos en momentos de farsas y reediciones de otros hechos que vivió el país en su historia reciente, no pude menos que recordar a personajes como Fito Páez, Alejandro Sanz o Joan Manuel Serrat, conocidos artistas quienes hace más o menos 7 años enfilaron sus baterías contra el Comandante Chávez y la Revolución bolivariana, como producto de la desinformación y de tristes confusiones espacio-temporales.

Debo decir, que la respuesta que publicó Blades en su web en respuesta al presidente Maduro quedó mucho mejor planteada y redactada que su escrito del 18-F, en el sentido de que es un texto que, manteniendo el tono crítico, se presenta más respetuoso y elaborado. Sin embargo, dicha respuesta es una mezcla de verdades y mentiras, cuando no un compendio bien planteado de medias verdades y “Falsos lugares comunes” que sobre la Revolución se han construido en los discursos mediáticos de la “Contra” en los últimos años. Sobre esto, comentaremos en una próxima entrega.

En lo personal, y me parece que muchos convendrán conmigo, creo en la idea de que no es lo mismo escuchar a la cantante Rihanna ―la morena que acompaña a Shakira en su último “éxito”― o a la diva Cher opinando sobre nuestro país, que leer lo que dice un Rubén Blades sobre lo que ocurre en nuestro país. Básica y elementalmente por su carácter latinoamericano, panameño; grancolombiano, diría uno. Uno podría pensar de que Blades está mejor informado que Rihanna. Sin embargo, aunque no sé lo que dijeron aquellas divas, Blades está en gran medida equivocado, como ya muchos se empiezan a dar cuenta. ¿Y no será su equivocación una expresión más moderada y elegante ―ilustrada― de la insania y odio brutales que ha expresado en varias oportunidades su viejo colega Willie Colón?

Tan equivocado estuvo Blades en ese texto del 18F, que solo un párrafo de esas dos cuartillas parece merecer la salvación. Para no extendernos, nos limitaremos a comentar críticamente algunas afirmaciones que Blades hace en su texto. Empecemos diciendo que la idea de la mentada “polarización” está en la base de lo que dice Blades durante todo su escrito. No obstante, desde el primer párrafo dice:


En los momentos de mayor intensidad de la lucha política entre la oposición golpista y la Revolución dirigida por el Comandante Chávez, pero solo en esos momentos, esa afirmación pudo haber tenido algo de cierto. Y con todo y eso, si hubo una actitud que desde sectores del chavismo se repitió mucho en algunos momentos delicados, fue precisamente la transigencia de Chávez, sus llamados constantes a la oposición al diálogo y al trabajo conjunto, llamados que cuando no fueron ignorados o respondidos con más golpismo y conspiración, fueron interpretados como “debilidad” por parte de la oposición más aventurera. Blades tendría que empezar por conocer mejor lo que fue la historia de la Revolución con Chávez para entender lo que hoy ocurre con Maduro.

En el segundo párrafo, dice:


Bueno, hoy el mundo entero reconoce no solamente lo que la Revolución bolivariana ha servido, no solo al pueblo venezolano de a pie, sino a las clases medias e incluso, a la burguesía importadora, quienes han hecho los negocios con las ganancias más estrambóticas de todo el planeta, y a cuyas empresas de maletín le regalaron 20 mil millones de dólares en el año 2012 a través del Sitme. Pero además, diversos líderes, pueblos del mundo y organismos multilaterales, si han homenajeado y reconocido los logros del proceso bolivariano, no ha sido por no servir al país, sino todo lo contrario. Otrosí, la oposición ha tenido muchas oportunidades para servir a su país, pero han elegido siempre la anti-política, y hoy de nuevo prefirió el camino de la violencia para intentar volver a conducir al país por la senda de la desestabilización y jugar otra vez a entregar el país al imperialismo.

Pero si hay algo insólito aquí, es que para Blades ni la oposición ni el Gobierno tiene el apoyo mayoritario de la población. Aquí, el panameño recuerda al Fito Páez para el que Chávez era un “dictador brutal”. Consciente de su error, en la respuesta a Maduro recuerda que este ganó con un “estrecho margen” y hasta cita los porcentajes. Sin embargo, eso no significa mayoría para el cantante, para quien el país está dividido 50-50. Los sistemas democráticos modernos, y sus sistemas electorales, como este que es de mayoría relativa, funcionan así. Pero además en Venezuela habría que agregar, si alguien viene a decir que las elecciones son la esencia de la democracia, que nadie vota más seguido ni de forma tan masiva como se vota en Venezuela, pero que además esa parte del pueblo opositor participa de forma directa en muchos consejos comunales que son manejados por ellos, y donde las comunidades del más diverso signo político pueden tomar decisiones soberanas para resolver sus problemas.

Blades continúa diciendo: “El gobierno ha fallado monumentalmente en la tarea de la administración pública y ha despilfarrado de manera insólita e irresponsable, un caudal económico único en la América Latina”. Si no existieran hechos concretos expresados en cifras que pueden dar cuenta de los logros trascendentales que ha alcanzado el Gobierno gracias a la gran inversión social de los recursos que según Blades se han despilfarrado de forma “insólita e irresponsable”, el público pudiera pensar que el cantante habla de lo ineficiente que ha sido el Gobierno para superar el lastre histórico del rentismo petrolero. Y sin embargo, si ese fuera el caso, ya se sabe que la diversificación de nuestra economía es precisamente uno de los objetivos hacia el cual se está marchando, con toda la complejidad del asunto. Talvez, todo sea un problema del enfoque neoliberal que, disimulado pero patentemente, tendría Blades sobre la economía, dado que califica de despilfarro la histórica inversión social que ha emancipado a todo un pueblo, pero que además ha contribuido a la emancipación y bienestar de otros pueblos latinoamericanos. Todo esto, ha logrado impulsar enormemente el proceso de integración de la región como política soberana que, entiende, Blades, le ha dado palo parejo al tiburón.

Y si se refiere a la corrupción cuando habla de los “fallos monumentales” de la administración pública, ese es un tema que bien podría restarle apoyo popular al presidente maduro porque, ciertamente, ha habido corrupción. Sin embargo, no solo Maduro le ha declarado la guerra a ese viejo flagelo, sino que existen, Blades, mecanismos democráticos para elegir nuevos gobernantes cuando el pueblo se ha convencido de que tal o cual fuerza política no ha podido resolver tales o cuales problemas. Recordemos oportunamente, que Capriles perdió las elecciones de octubre de 2012 con el Comandante Chávez, luego perdió con Maduro el año pasado y el pasado diciembre, la oposición fue abrumadoramente derrotada en las elecciones municipales. Es decir, Blades, el pueblo ha sido contundente en su elección porque lo han tomado en cuenta y han satisfecho sus demandas. Y cuando digo pueblo, me refiero no solo al pueblo pobre que sin embargo ya no es tan “pablo pueblo”, sino a la gran clase media que fue salvada por el presidente Chávez de la ruina y el acabose, y que es la clase que, me parece, se ha bajado más de la mula para ver tus espectáculos.

Dice Blades, que el Gobierno bolivariano “Intenta consolidarse cambiando leyes y ajustándolas a su argumento ideológico”. Si el cantante se refiere a las leyes habilitantes, debe entender que, por ejemplo, la Ley de Precios Justos, no pretende ajustar la economía a ninguna ideología en particular, sino más bien a las normas del capitalismo estándar de Berlín o Nueva York, donde existen claros y respetados límites a las tasas de ganancia de los empresarios y comerciantes. Y eso, Blades, si es que es esa tu preocupación, está muy lejos del socialismo.

Para ir cerrando, citemos el párrafo que queremos rescatar, a duras penas, del texto de Blades:
No existe ninguna duda de que el Presidente Maduro, como Jefe del Estado venezolano, debe hacerse responsable por la seguridad e integridad física del Sr. Leopoldo López, y de la misma manera, de todos los que en su legítimo derecho político, participen en las protestas. Pero también es necesario que los manifestantes no desaten la violencia. Deben argumentar en forma pacífica; el que tiene la razón no necesita gritar, o pegarle al otro para validar lo que dice”.

Destacamos las últimas líneas porque Blades sabe que las protestas recientes en Venezuela no solo no han sido pacíficas sino que han sido salvajemente violentas. El que tiene la razón no necesita recurrir a la violencia ¡Bravo!, pero entonces ¿Por qué la violencia? ¿Blades sabrá que Táchira fue prácticamente invadida por paramilitares colombianos? Te damos un dato, Blades: la violencia responde a un Golpe de Estado (Suave, continuado, pos-moderno, colorido, o como se quiera llamar) para entregar la Faja Petrolífera Hugo Chávez Frías, la reserva de petróleo más grande del mundo, a la elite globalista anglo-norteamericana.

Finalmente, el cantante se equivoca hasta en la opinión que da sobre el Henrique Capriles, aunque hay que decir que acertó mucho más. En el párrafo que le dedica, dice que “No tiene el carisma ni el planteamiento programático que convenza a la enorme cantidad de escépticos e independientes, sin mencionar al sector popular que lo identifica como heredero de las políticas rapaces de los Adecos y Copeyanos de antaño, descalificándolo como opción”.

Más arriba, comentamos que en su respuesta a Maduro, que no es lo que hemos comentado acá, Blades cita los porcentajes de los resultados electorales, cifras que si supo leer, tenían que decirle mucho más de lo que él interpretó de ellas. En la campaña contra el Comandante Chávez, pero más marcadamente en la campaña contra Maduro, Capriles no solo mejoró su discurso sino que aumentó notablemente su caudal electoral. Blades, debe saber que la guerra mediática criminal que inoculó odio y produjo disociación en un sector de la población venezolana, generó un fenómeno que ha sido bastante contraproducente tanto para la oposición como para el país: la población opositora no ha votado en los últimos años por Manuel Rosales o Henrique Capriles, ha votado contra Chávez, contra la Revolución bolivariana y ahora contra Nicolás Maduro. En un contexto como este, el carisma y el proyecto de país alternativo son debilidades inmensas que sigue teniendo la oposición, pero en general no han sido lo principal, cuando se trata de un opositor que quiere "salir" de Chávez. 

El pasado 14 de abril, quedó demostrado que Capriles pudo sumar una cantidad importante de seguidores, donde se encontraban muy probablemente escépticos, abstencionistas y, como algunos analistas plantearon y peor aún, muchos votantes que le habían quitado su voto a Maduro. Si bien es tema para otra oportunidad, las últimas acciones violentas de la ultraderecha, como expresión de su desespero ante las consecutivas derrotas electorales, constituyen su fracaso definitivo como alternativa política para el país, un hecho que ya “la otra derecha” parece comprender.

Para terminar, podríamos decir que Venezuela se encuentra en una transición pletórica de importantes desafíos económicos, sociales, políticos y de toda índole. Baste decir, que Venezuela quiere industrializarse, en un contexto en el que el país sigue necesitando de una nueva oposición ética, que sea capaz de dialogar con un chavismo que también necesita revisarse y consolidarse como fuerza política aglutinadora de las más diversas fuerzas progresistas, de izquierda, humanistas, de la sociedad venezolana.

La realidad venezolana es compleja, cantante, por eso te invitamos a informarte mejor. Igual, por aquí seguiremos bailando.

@maurogonzag

miércoles, 19 de febrero de 2014

La historia golpista se repite: aquella como tragedia, esta como farsa

La jornada del 18 de febrero, afortunadamente y gracias a la previsión y firmeza del Gobierno, se desarrolló con total normalidad y, lo más importante, de forma pacífica. El líder opositor y responsable de la violencia de los últimos días, Leopoldo López, se ha entregado a las autoridades en una escena propia de quien se quiere victimizar y, no lo dudemos, presentarse como un perseguido político más del rrégimen. Los sucesos del 12 de febrero, van quedando como una tenue sombra que quiso posarse de nuevo sobre la tranquilidad de la República.

Dice Marx, al inicio de El dieciocho brumario de Luis Bonaparte y citando a Hegel, que todos los grandes hechos y personajes de la historia universal se producen, como si dijéramos, dos veces. De inmediato, Marx completa la reflexión: “Pero se le olvidó agregar: una vez como tragedia y otra vez como farsa”. Aparte la grandilocuencia y eurocentrismo hegeliano, podemos decir que los hechos socio-políticos históricos ocurren, ciertamente, dos veces: una como documental de la vida real, con toda su carga trágica y hasta romántica, y otra como caricatura mal hecha aspirante a drama, a mediana realización, como remedo de la anterior; como farsa pues.

Así, lo ocurrido el 11 de abril de 2002, un golpe de Estado patronal-mediático que se apoyó en una multitudinaria manifestación de la “sociedad civil” que fue conducida hacia las adyacencias del Palacio de Miraflores, donde fue emboscada por francotiradores, los cuales produjeron 19 muertos y 73 heridos que fueron presentados por los medios-instrumentos de la política reaccionaria como víctimas del Gobierno “autoritario” de Chávez, fue la tragedia; una tragedia que duró sólo 48 horas. Esta vez,  lo que los venezolanos hemos visto en los últimos días no ha sido sino una caricatura de aquellos hechos, una mala comedia que quiso reeditar el guión de aquellos días, pero con sus añadidos de guerra de cuarta generación, la cual recurre a la influencia creciente de las redes sociales para movilizar, esta vez, a los estudiantes de la “sociedad civil”, mezcla de ingenuidad, ociosidad, rebeldía sin causa y sinvergüenzura, a los que luego se le unen mercenarios entrenados y por cierto, bien pagados, para que perpetren acciones vandálicas de violencia.

A pesar de los heridos y los fallecidos del 12 de febrero y los días subsiguientes, estas nuevas acciones desestabilizadoras no dejan de ser una caricatura, una versión farsesca de aquel golpe de Estado que estuvo apoyado por todas las cúpulas podridas de la vieja sociedad, en un contexto donde el Gobierno bolivariano y el Estado en general, no tenían la fortaleza y la unidad que hoy tienen en materia de unidad, cohesión e inteligencia. Sin embargo, algunos elementos del drama persisten en la farsa, tal como lo demuestra el lenguaje que siguen usando algunos medios para referirse a los manifestantes opositores, a quienes denominan “Sociedad civil”, o las campañas mediáticas descaradas que siguen ejecutándose contra el Gobierno, aunque esta vez con el predominio de las redes sociales y las corporaciones mediáticas internacionales.

No lograron su cometido y esta farsa está llegando a su fin, esta vez con la determinación de terminar con la impunidad, rasgo a destacar en este final de la comedia humana del fascismo trasnochado, con el que hoy hasta un Capriles Radonski parece estar en desacuerdo. Sin mebargo, no está demás decirlo: no nos confiemos.

@maurogonzag

lunes, 17 de febrero de 2014

Volvieron a patear la mesa de diálogo, siguen jugando a la antipolítica, después no se quejen

A tan solo cinco días de los hechos de violencia que protagonizaron grupúsculos fascistas infiltrados en la marcha de los estudiantes opositores al Gobierno, nos sumamos a la condena total de las acciones violentas de tufillo golpista que pretenden crear en Venezuela un escenario de ingobernabilidad y desestabilización al estilo Ucrania o, peor aún, un escenario catastrófico de caos y degeneración social tal como ha ocurrido en Siria.

No podemos dejar de hacernos eco de la reflexión hecha por el veterano de la política venezolana, José Vicente Rangel, quien en su espacio televisivo dominical condenó categóricamente los hechos violentos que dejaron como saldo decenas de heridos, cuantiosos daños materiales y tres ciudadanos asesinados. Para Rangel, está claro que hubo una reedición del formato de abril de 2002, y que fue orquestado por los mismos actores. Pero además, no hay duda para el viejo dirigente sobre la responsabilidad de los hechos, frente a la cínica estrategia de opacar y diluir lo que es evidencia indiscutible: declaraciones, las “amenazas de los dirigentes de la aventura”, además de diversidad de imágenes y videos, así lo demuestran.

Estas imágenes, por cierto, no son las que la canalla mediática cómplice y aliada de la ultraderecha fascista venezolana se ha encargado de difundir en el contexto internacional, las cuales fueron manipuladas hasta el punto de presentar imágenes de protestas de Cataluña (Europa), Egipto (África), Ucrania (Europa oriental), Grecia (Sur de Europa), Chile y hasta de Brasil, como "pruebas" de lo que estaba ocurriendo en Venezuela.

No parece comprensible que los variopintos sectores de la oposición se estén dejando arrastrar por las aventuras de quien en el 2002, junto a Henrique Capriles, encabezó la cacería de brujas contra funcionarios del Gobierno, además del asedio a la embajada de Cuba; más aún, después de que el presidente Maduro abriera las puertas de Miraflores a gobernadores y alcaldes de la oposición para interactuar con cada uno de ellos en un diálogo sincero sobre las situaciones y temas de mayor importancia nacional, lo cual constituyó, como lo expresó Ernesto Villegas en reciente artículo, un verdadero hito en la medida en que esa clase política no pisaba Miraflores desde el año 2002.

La oposición ha desechado el diálogo otra vez porque nunca lo han querido, y porque su estrategia en los últimos años ha sido la de la mentira, la anti-política, la de los lineamientos de Leo Strauss llevados a su nivel más desquiciante y oligofrénico. ¿Qué hacer con una oposición golpista que, si bien ha sido perdonada por sus aventuras y reiteradamente invitada a dialogar con el Gobierno de buena Fe, persiste en su locura?

No es interpretación ni retórica ni particular lectura: estamos ante un nuevo pateo de la mesa por parte de la oposición. Pateo de las instituciones democráticas, la paz social y de una estabilidad política que muchos países petroleros quisieran disfrutar. Y si bien la oposición venezolana no es homogénea y hay sectores dentro de ella que al parecer rechazan la violencia, a la fecha existen serias dudas sobre la sinceridad de las tímidas declaraciones que hasta ahora hemos escuchado. Lo que tendría que haber, lo que se debe exigir, es un claro deslinde entre los que optan por la lucha pacífica y democrática  y los que promueven la violencia. En este contexto, como ha dicho José Vicente, toda ambigüedad, aparte de reflejar cobardía o complicidad, es de por sí insostenible e inaceptable.

De tal manera, que aquí todo el mundo debe repudiar la violencia si lo que queremos es una Venezuela de paz y trabajo, de verdadero progreso y bienestar, y no una Siria o una Ucrania latinoamericana.

Editorial PoderenlaRed.com del 17F

El día en que quedó patentado en que lado del espectro se ubica la violencia

Después de 15 años de Revolución bolivariana el pueblo venezolano ha madurado. Sobre todo, ha aprendido de las lecciones del pasado reciente, concretamente de las experiencias de abril de 2002 y de abril de 2013, que le permitieron conocer de cerca lo que es el fascismo.

Los hechos violentos que lamentablemente tuvieron lugar hoy en la ciudad de Caracas y en otras del país (Que no terminan aún) y que dejaron ―de acuerdo a la información ofrecida por el alcalde de Caracas, Jorge Rodríguez― un saldo de al menos dos fallecidos y 23 heridos, han sido condenados por la alta dirigencia del Gobierno Nacional, la cual ha manifestado todo su apoyo a la Fiscal General en el objetivo de imponer la justicia ante el desparpajo y salvajismo de una manifestación que terminó destrozando la fachada de la sede principal de un poder del Estado, quemando cinco unidades del CICPC, destruyendo los espacios adyacentes y, lo más repudiable, acabando con la vida de personas.

Como diversos materiales y testimonios lo han evidenciado, durante la marcha de los “estudiantes” de la oposición, las consignas que se expresaban hablaban de muerte y destrucción, de tumbar a un Gobierno al que califican de autoritario y represor, como ya lo hemos visto y escuchado en otras puntuales ocasiones. De tal manera, no podemos dejar de hacer un llamado a los sectores sensatos de la oposición, e incluso a los que dicen no identificarse con ninguna posición política, dado que el 12 de febrero de 2014 será recordado por la gloria de la juventud patriota bicentenaria, pero también como un día en el que se volvió a evidenciar de qué lado está el despropósito, la violencia, la manipulación, la oscuridad política y el odio.

Entretanto, las redes sociales volvieron a desempeñar un papel central como fuente de información y termómetro de las reacciones de los diversos sectores de la opinión pública. En tal sentido, de la diversidad de reacciones observadas, podemos destacar que existe, por un lado, una imperturbable consciencia capaz de contener la indignación y el deseo de retaliación y justicia popular, para hacer un llamado a no caer en lo que puede considerarse la más grave y frontal provocación que ha recibido el chavismo en los últimos meses. De otro lado, lo que con más facilidad puede colegirse de los análisis en la radio y los mensajes en redes sociales como el twitter, es una determinante exigencia de justicia.

Ahora bien, conviene ubicar los hechos en su contexto. La oposición venezolana se encuentra dividida, y atraviesa una de sus peores crisis como alternativa política unitaria, si es que alguna vez lo han sido. Derrotada electoralmente en ocasiones sucesivas, y con el que ha sido su líder hasta el momento, Henrique Capriles, bajando el tono de su discurso, rindiendo cuentas por primera vez en la Gobernación y reuniéndose con el ministro Rodríguez Torres para coordinar políticas de seguridad, el dirigente de Voluntad Popular, Leopoldo López, parece haber tomado el testigo para volver por los fueros violentos y golpistas de factura fascista, y proyectarse así internacionalmente como el arrojado líder que se mantiene firme en la lucha contra el rrégimen. Además, se sabe que la estrategia que pretenden implementar es la de la desestabilización al estilo Ucrania, libreto que ya se viene estudiando y denunciando. Venezuela, como Ucrania, no está atravesada de gasoductos y oleoductos, pero ya se sabe que es la principal reserva de petróleo del mundo.

De tal manera, en una situación de debilidad creciente, sobre todo por el terreno que el Gobierno viene ganando en materia económica y de seguridad ciudadana, las acciones violentas de hoy podrían estar dando cuenta de la desesperación y de la crisis de liderazgo de una oposición que ya no tiene argumentos para deslegitimar al Gobierno; ni siquiera para decir que no están siendo convocados al diálogo y la participación en la definición y ejecución de políticas públicas como la Misión A Toda Vida Venezuela o el Plan Patria Segura.

El presidente de la República ya ha fijado posición. Si el Gobierno bolivariano cayó en algún momento en el chantaje según el cual, si el Estado impone su autoridad ante la violencia entonces eso es autoritarismo, conviene que esta vez hile fino en el ejercicio de su autoridad, dado que la estrategia antichavista dura sigue siendo eminentemente mediática. Maduro anunció el lanzamiento el próximo viernes del Plan de Pacificación Nacional. El pueblo pide la interrupción del guión golpista y el cese de la impunidad.

Editorial PoderenlaRed.com del 12F

martes, 4 de febrero de 2014

El país necesitaba enrumbarse definitivamente por un camino mejor


Después del 27 de febrero de 1989 se había hecho más o menos habitual escuchar ráfagas de ametralladora, y los tiroteos se habían hecho tan habituales como las protestas estudiantiles, gremiales, de todo tipo. Los rumores del pueblo arrecho y el sonido de la detonación lacrimógena se habían hecho parte del paisaje cotidiano.

Más de 20 años después, recurriendo a la memoria de la vida, rememorando las sensaciones de aquellos años, puedo decir que la marcha de los acontecimientos se había acelerado, había algo en movimiento. La explosión del 89 había sido sofocada solo en parte. Una llama se había encendido sin poderse apagar. Por eso, los estruendos que nos despertaron la madrugada del 4 de febrero no nos sorprendieron.

En los bloques de Pedro Camejo, en Sarría, concebidos y construidos hacia la mitad del siglo pasado para los militares, no se tenía un buen recuerdo de los primeros días de la “democracia”, porque lo primero que hizo Betancourt fue allanar violentamente cada apartamento en busca de alguna señal de apoyo al dictador Pérez Jiménez, cuando no algún símbolo que hablara de comunismo, ese “demonio” rojo e incomprendido que “por alguna razón” era perseguido con saña por los hombres de armas.

En aquellos días, la democracia había entrado a la pieza con todo su espíritu represor tumbando puertas. Mi abuelo les había dicho que no estaban metidos en política, y que la puerta del baño estaba cerrada porque su señora estaba haciendo sus necesidades, atacada tremendamente por los nervios. Ese 4 de febrero, cuando encendí el televisor, se hablaba de una intentona de golpe, de unos militares alzados. En ese momento, vi al Comandante, hidalgo, gigante, asumiendo la responsabilidad de lo que había sido un movimiento cívico-militar que había querido derrocar al “gocho”, un presidente que se había metido en tremendo peo con el pueblo y hasta con la alta dirigencia de su partido.

Me emocioné. Experimenté algo parecido a lo que siente el rehén que sabe que una operación de rescate se ha puesto en marcha para rescatarlo. Intuí, que esa madrugada muchos habían arriesgado la vida por el país, por la dignidad perdida de un país que era el país de los Libertadores, nada menos que eso. Despuntando el alba me asomé a la ventana y vi a la vecina, expectante, diciendo que había una lucha entre pandillas o una guerra entre policías y malandros, o algo así. De inmediato le di la primicia, recurriendo a la expresión golpe de Estado. Le dije que encendiera el famoso aparato, que nunca pareció ser tan útil como en ese momento.

Esa bizarría de Chávez y sus compañeros nunca la olvidamos. Y 22 años después, cumplida su alta misión, sabemos que aquella acción no fue un atentado contra el orden constitucional, porque este había sido quebrado desde 1989 y el país necesitaba enrumbarse definitivamente por un camino mejor. 

@maurogonzag