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viernes, 5 de septiembre de 2014

Cerati, puede que no haya certezas, solo un lago en el cielo


“Comunicamos que hoy en horas de la mañana falleció el paciente Gustavo Cerati como consecuencia de un paro respiratorio”, decía el parte médico de Gustavo Barbalace con el que lanzaba la noticia de la muerte de una de las más brillantes estrellas del pop-rock argentino y latinoamericano.

Después de más de cuatro años en estado de coma profundo tras un ACV que sufrió después de ofrecer un concierto aquí en Venezuela, el fundador de la entrañable banda Soda Stéreo falleció a las 9 de la mañana de ayer jueves, en momentos en que se encontraba solo, dijo su médico, quien detalló que en los últimos días su estado “no mostraba un decaimiento particular” sino que se mantenía estable.

Muchos son los recuerdos que deja en Venezuela del fundador de un trío que desde sus inicios atrapó a toda una generación con un estilo pop y una estética que comenzó emulando a bandas inglesas como Echo and The Bunnymen o The Cure, y que fue creciendo y evolucionando hasta convertirse en una super banda de gran originalidad e indiscutible liderazgo en el universo del pop-rock de la región. El teatro Mata de Coco en Chacao, el autocine de El Cafetal y el legendario Poliedro de Caracas, fueron algunos de los recintos donde cientos de miles deliraron con la pasión de sus acordes.

Desde su temprano encuentro con Caracas, varios fueron los reportajes que dejaron plasmadas algunas de las peripecias de Gustavo y los soda, empezando por las escapadas nocturnas de la banda para pasear de incógnitos por la ciudad. En una de esas, Cerati hace acopio de la Avenida Libertador por arriba y por abajo y de la presencia de la imponente montaña hacia el amanecer. También, son conocidos los “paseos inmorales” que el compositor se lanzó por algunos locales de Bello Monte, Sabana Grande y Las Mercedes en las noches interminables de las giras por Latinoamérica -con la banda y después como solista- que siempre lo trajeron hasta esta, la también ciudad de la furia.

Recuerdo una entrevista que concedió a finales de los noventa, cuando se lanzaba en solitario con el disco Bocanada, en la que opinó que los venezolanos estábamos en una situación musical adelantada. Y es que, el Cerati no podía entender como en los locales de moda de la ciudad, en los buenos y en los no tan buenos, se pasaba de la salsa al rock y luego al merengue y de nuevo al rock como si se pasara de un tango a una milonga. “En Buenos Aires, si entras a un local de salsa es de pura salsa, si es rock es sólo rock, pero aquí ocurre que en un mismo local te mezclan salsa con rock, dos géneros aparentemente inmezclables”.

Así somos. En fin, el hecho trascendente es que recordaremos su última Bocanada, desde Buenos Aires a Caracas, porque le brindó a millones de personas confort y música para volar, canciones de amor amarillo y canciones animales que nos dicen que siempre es hoy en las ciudades de la furia, donde sacando fuerza natural podemos alcanzar el lago en el cielo. Porque, no deja de ser cierto que el silencio no es tiempo perdido y que la poesía es la única verdad.

Ahora estás iniciando un nuevo viaje a en ese plano con el que siempre te conectaste con tú música ligera y galáctica, y desde este lado nos parece escucharte, diciendo Ahí vamos. 

Publicado el 4 de septiembre en PoderenlaRed.com
Foto: Clarín.com

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