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sábado, 20 de abril de 2013

Crónicas del cierre de campaña: los retos que tiene Nicolás Maduro

El 11 de abril despuntó con un brillante sol abrazador, purificador, sin brisa. En los Altos Mirandinos, los pinos y eucaliptos parecían estar petrificados. Ni la más fina rama se movía. La luz del cielo parecía perenne, eterna. Se cumplían 11 años del golpe de Estado, y la memoria de tan importante acontecimiento se conjugaba con el cierre de campaña de Nicolás Maduro, el candidato obrero, hijo de Chávez.

Tomé la primera camioneta, la que atraviesa la principal arteria de la parroquia. Al llegar a un conocido sector comercial, vi que un autobús venía entrando a la avenida proveniente de la transversal. Ese autobús estaba lleno de alegría y combatividad porque se dirigía hacia el gran evento. De un estacionamiento adyacente se acercaban tres hombres delgados, sonriendo, uniformados. Eran los vigilantes del estacionamiento, quienes respondiendo a las consignas que salían del bus, exclamaban “Chávez vive, la lucha sigue”.

De inmediato me bajé de la camioneta para abordar el autobús, que no era el del progreso, pero sí el que nos llevaría por el camino, con el que continuaríamos la senda de la emancipación, de la prosperidad, de la liberación. Agarramos carretera. Era inevitable no recordar el cuatro de octubre, el día en que el cordonazo de San Francisco bendijo el cierre de campaña del Comandante Chávez, evento que anticipó la victoria popular del 7 de octubre. Este 11 de abril sería muy particular porque sería una reedición del 4 de octubre, a once años del golpe de Estado y sin la presencia física de Hugo Chávez. El pueblo, como siempre, respondería.

Llegamos a Plaza Venezuela más rápido de lo previsto. Como el 4 de octubre, mucha gente había llegado a la capital desde la noche anterior o desde tempranas horas de la mañana. Ahí nos bajamos y aproveché para preguntarle a Emilio Rojas Farfán cual era a su parecer el principal desafío que tenía Nicolás Maduro una vez ganara las elecciones presidenciales, único escenario posible que arrojan los estudios de las principales agencias de opinión, dicho sea de paso y valga la acotación…

En estos momentos Nicolás tiene una responsabilidad en el proceso revolucionario. Lo hacen ver como el legado del presidente Chávez, hacia uno de los alumnos principales que estuvo con él acompañándolo hasta sus últimos momentos. Hablando de responsabilidades después de los comicios electorales, le queda (a Maduro) construir un liderazgo utilizando la estructura del poder popular, pero bajo las bases de la ideología chavista, ya que Chávez trasciende lo físico y pasa al pensamiento y la forma ideológica. Nosotros de ahora en adelante tenemos que ver a Chávez como una ideología pura dentro del proceso revolucionario, acompañado al Árbol de las Tres Raíces para sumar la cuarta raíz entre Bolívar, Zamora, Rodríguez y Chávez”.

Caracas ardía. A poco más de un mes de la desaparición física de Chávez, era impresionante ver el entusiasmo, la festividad y la combatividad de un pueblo que aún peregrina en el Cuartel de la Montaña para rendirle honor al Comandante. A mediodía, a pleno sol, llegamos a la sede principal de la Cantv del pueblo, donde tomamos un refrigerio antes de continuar la marcha a la Av. Bolívar. Ahí me despedí de los compañeros con los que había llegado para perderme entre la multitud, bañarme de pueblo, captar imágenes para la historia, y pasar por la Av. México, donde me encontraría con otros compañeros de la lucha por la organización y la conciencia. Reflexiones sobre si esta lucha era nacional o de clases ―o si incluye las dos perspectivas―, la importancia de sistematizar el ideario chavista, la construcción del Estado comunal en condiciones hegemónicas adversas, el combate a la violencia, la especulación, el burocratismo y la corrupción, afloraban naturalmente durante la marcha.

La avenida México se llenaba de color, de música, del fervor patrio que ya podía sentirse y respirarse a tres días del gran evento. Empiezo mi caminata en dirección a Bellas Artes y me encuentro con viejos amigos, grupos institucionales, camiones con música resplandeciendo bajo el sol voraz. Las maravillosas franelas con los ojos de Chávez por todos lados, ahora junto con las que llaman a votar por Maduro, muchas mujeres con bigotes o con su plátano en mano. No faltaban las pequeñas ventas de bebidas varias. A mi izquierda, un grupo de samba pone a mover las caderas a un grupo de exuberantes compatriotas. De repente me encontré en una sombra, bajo el toldo de un comercio, y reflexiono por un momento sobre el hecho de que haya gente aún, después de 14 años de proceso político de cambio, capaz de equipar una concentración como la de hoy con la del candidato de la derecha, el cual se está enfrentando, recordemos, al suicidio político de perder dos elecciones presidenciales seguidas en menos de seis meses.

Una comparación que, cuando no tiene que ver con el músculo, con la capacidad, con lo cuantitativo, alude a supuestos comportamientos agresivos “tanto de un lado como de otro”. Se trata de verdades objetivas contra opiniones sesgadas o auto-mutiladas. Ojos que no quieren ver, cerrados al amor, a la verdad, a la belleza. Son los momentos en los que la ciencia, en tanto conocimiento susceptible de validación empírica, adquiere una redonda importancia.

Ya en la Av. México, me encuentro con el poeta y militante de Caracas José Javier Sánchez. Le hice la misma pregunta. Para el vate, el mayor reto de Maduro es

“…primero, es darle continuidad al proyecto revolucionario y seguirlo profundizando, el segundo reto mayor es generar las condiciones para que la unidad en torno al movimiento revolucionario se mantenga, para que no puedan existir confrontaciones entre el poder militar, que es tan importante y que le ha dado tanta fortaleza al proyecto y que el Comandante Chávez supo darle su lado justo dentro de la construcción de la revolución y lo que tiene que ver con el proyecto social. Esa unidad cívico-militar que Chávez mantuvo con tanta fuerza es un compromiso y un reto para Nicolás mantenerlo. Y por otra parte, es seguir profundizando los proyectos revolucionarios que tienen que ver, primero con la materialización del verdadero poder popular, la materialización del poder popular, creo que Nicolás en su discurso lo ha mantenido, siento que lo que ha dicho se acerca mucho a ese sueño revolucionario que hemos tenido nosotros donde el pueblo asume las riendas de la construcción de su proceso, quizá ese es el mayor reto. El otro reto, es saber, entender, que la burguesía, el capitalismo, juega de distintas maneras, con distintas manos, y saber leer esas lecturas que le pueda prestar, que le puede ofrecer el capitalismo a él, y que en algún momento si no se hace una lectura sana pueda desviar el proceso revolucionario. El compromiso para él es un compromiso fuerte porque, como lo decía ayer Soto Rojas “Esta es nuestra primera batalla sin Chávez”, sin Chávez vivo, porque Chávez es un espíritu que se mantiene en todos nosotros y nos toca asumir este primer reto sin él en vida, pero también el primer reto de Maduro, y Maduro significa la continuidad política. Entonces el papel de él va a ser importante, creo que Chávez le dejó un reto muy grande porque es la continuidad después de Chávez. Con el apoyo y la solidaridad del pueblo venezolano creo que vamos a materializar ese sueño pero él tiene que tener mano dura y conciencia clara para que eso no se le vaya de las manos”.

La tarde apenas comenzaba. La cerveza se evaporaba en el cuerpo, canciones y consignas, discursos y puños en alto, aplausos y bailes, daban cuenta de un pueblo rodilla en tierra, preparado para la nueva batalla, para seguir haciendo historia.

En la Av. Bolívar, algún facineroso intentó ensuciar el armónico, fluido y pacifico evento. Fueron actos fallidos que se estrellaron contra la grandeza de la presencia divina del pueblo del amor. Este domingo, Venezuela escogerá el camino de la luz.

amauryalejandrogv@gmail.com

@maurogonzag

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