Palabras clave: Batalla de ideas, política, crítica, transformación, diálogo, innovación, cambio de época, amplitud, bloque histórico, lectura, análisis, verdad, belleza, sueños, liberación.

martes, 31 de diciembre de 2013

La dureza del aprendizaje de 2013: año de revelaciones y desapariciones

Aunque algunos medios quieran evadirlo, y aunque millones en Venezuela y el resto del mundo no hubiéramos querido que así fuera, la desaparición física del Comandante Hugo Chávez, el gran líder de la transición del mundo hacia la nueva época, fue la noticia del año.

El año anterior había finalizado con cierta incertidumbre sobre la salud del Comandante. Los rumores venían haciendo estragos y hay que ver que al ministro de Comunicación del momento, Ernesto Villegas, no le tocó fácil. Nada menos que informar al pueblo venezolano sobre la lucha del Comandante por su salud, incluyendo la información sobre su recaída la noche anterior a su final deceso. No obstante, otras noticias del año tuvieron lugar en los días previos a este fatal acontecimiento.

A mediados de febrero, un conductor desde Kazajistán captaba las imágenes de un meteorito que, al entrar en la atmósfera terrestre, explotó en el cielo de los montes Urales, en Rusia, dejando más de 1200 heridos. Días antes, como si hubiera sido una orden inapelable del cielo, el papa Ratzinger, Benedicto XVI, anunció su renuncia al papado, hecho significativo si se toma en cuenta que tal cosa no ocurría desde 1415. El Vaticano se estremeció, algunos escándalos sagrados se ventilaron. En una noche lluviosa, hasta un rayo cayó en la cúpula de Saint Peters.

Llegó el 5 de marzo, y con él el dolor de todo un país. Un pueblo entero se despidió del Comandante ante su féretro dispuesto en Fuerte Tiuna. Ahmadineyad lloró y besó el ataúd de su compañero; Cristina fue la primera en la parada de honor y no quiso verlo de cerca para llevarse un mejor recuerdo. Mucha gente de la oposición se conmovió, muchos chavistas de clóset  corrieron la puerta, y salieron. Era más fácil ser chavista después de la muerte de Chávez, dadas las condiciones otorgadas por el dolor nacional. Venezuela necesitaba un nuevo presidente, y el 8 de diciembre de 2012, el propio Comandante había dejado la orden. El 14 de abril, aún recuperando aire después del golpe, hubo nuevas elecciones presidenciales y el chavismo, entre bigotes, plátanos y pájaros, echándole un camión de dieciocho ruedas, se impuso de nuevo y con una clara ventaja.

Toda Venezuela le agradecerá siempre el renacimiento del debate político, la politización de la gente, el despertar mágico y poético en el seno del pueblo, el nuevo sentido de la vida que movilizó ―a favor o en contra― a Venezuela entera. Un país transformado, renacido de sus propias cenizas grasientas de petróleo, despedía a la gran locomotora que había arrastrado los vagones oxidados de la vieja sociedad. Chávez fue una poderosa inyección de idealismo, un reencantamiento de la cotidianidad, una bocanada de vida; alguien a quien seguir y a quien oponerse en medio de la nada, de la desesperanza bien aprendida. Quedó el amor, pero también mucho odio, el precio de la expansión de la conciencia, y Maduro lo sabe. Sabe que la solución es sumar, dialogar; le amor.

En esos primeros días del nuevo Gobierno chavista, el primero de la historia después de Chávez, se tomo conciencia de que detrás de la desmesurada y descarada inflación de los precios de todo cuanto tuviera uno, respondía a una revancha-conspiración de la oligarquía nacional y sus aliados. La guerra económica se había iniciado en noviembre de 2012, con el tradicional pago de utilidades y la lamentable ansiedad consumista correspondiente. Se acercaba la navidad, la época en que, en Venezuela, los mercaderes se enriquecen entrando a todos los templos. Maduro, ya proclamado, con legitimidad de origen, denunció la guerra económica y la enfrentó hasta el punto de que este, ha sido el único año y la primera vez en la historia del país ―lo cual, jóvenes, no es ninguna nimiedad― en que los precios de los bienes y servicios han bajado.

Por primera vez en Venezuela, se inició el combate contra el histórico laissez faire rentista-consumista, donde no sólo se ataca y se denuncia con pelos y señales la estructura del descaro especulativo nacional, sino que se intenta concientizar al histórico individuo consumidor-derrochador, contraparte cómplice de la macabra distorsión económica del abundante y espeso chorro negro. En una sociedad donde el que no es un botarate es un pichirre turco miserable ―con el perdón de los turcos―, tenía que llegar el momento para crear conciencia de ahorro y cultura de trabajo. Pero fueron; han sido, muchos años de comunicación alienante, de agradables y altisonantes spots publicitarios.

Este es un hecho que no debe dejarse pasar como uno de los más significativos de 2013. Otros acontecimientos merecen citarse también como representativos del año que acaba. Uno de ellos, es el del bachiller que develó los planes del Big Brother: Edward Snowden. Siguiendo el ejemplo de Manning y Assange, entre otros, este joven ex agente de la CIA y ex trabajador de la NSA, filtró una serie de documentos que dieron cuenta de los planes orwellianos del Gran Hermano, expresión con la que nos referimos, más que al Departamento de Estado al Estado profundo, aquella tenebrosa estructura denunciada en su momento por el ex presidente estadounidense Eisenhower y de la que fue víctima John F. Kennedy, de cuyo asesinato se cumplieron 50 años.

También, no olvidemos que Julián Assange cumplió mil días refugiado en la embajada de Ecuador en Londres sin que nadie haya violado soberanía ecuatoriana, algo solo posible en la nueva era pluricéntrica y multipolar.

2013, el año de la muerte del Comandante, ocurrida dos días antes del asesinato del cacique Sabino Romero, después de la de Spinetta ―si se me permite la inclusión― y antes de la de Madiba, otro ejemplo de lucha, o de vida entera de lucha, por un pueblo.

Fueron muchos los hechos, las noticias que merecerían enumerarse, pero la muerte del Comandante las eclipsa a todas, tan sencillo como eso. Aunque, bueno, al vuelo, tomo dos más: la entrega de la vivienda número 500 mil en el marco de la Gran Misión Vivienda Venezuela, y esta otra nada desdeñable: tenemos Patria.

31 de diciembre de 2013
@maurogonzag

jueves, 26 de diciembre de 2013

Valentina Quintero lloró de indignación ante el entreguismo de algunos compatriotas

La semana pasada, la conocida viajera y promotora del turismo nacional, Valentina Quintero, concedió una entrevista donde discurrió sobre la indiferencia y entreguismo que ha constatado en muchos de sus compatriotas durante sus viajes, lo cual le produjo una indignación que terminó en llanto.

Durante su intervención en el canal Globovisión, con un tono de indignación siempre presente, Quintero llamó la atención sobre el estado de algunas vías del interior del país, enfatizó el tema del contrabando de gasolina que “desangra al país”, además de plantear serias críticas al comportamiento de muchos de sus connacionales que no parecen tener sentido de pertenencia ni querer a su patria.

De entrada, no deja de sorprender la explicación que la viajera da al vertiginoso crecimiento del turismo interno que ha vivido Venezuela en los últimos años. “El turismo interno ha crecido porque evidentemente la gente tiene una mayor ansiedad por moverse por Venezuela y por conocer su geografía”. Así, la promoción por parte del Gobierno bolivariano del turismo y de los destinos nacionales, además de la pujante economía del país, quedaban mal escamoteadas por Quintero, dado que la gente está viajando por la geografía nacional debido a una “mayor ansiedad”.

“Las carreteras son un desaguisado nacional”, afirmó Quintero, poniendo el ejemplo de la Autopista Regional del Centro, vía que “cada vez que la agarras tú no sabes si llegarás a tu destino”, debido siempre a algún accidente, asfaltado u otra contingencia. Además, la viajera nacional fustigó la falta de mantenimiento de la vía hacia Barquisimeto por Morón, donde “tienen 10 años asfaltando un peacitico de puente”.

Sin embargo, para Quintero, viajar en avión es lo peor dado que “hace que se te explote el hígado de la indignación”.

Seguidamente, la promotora turística empezó un sentido llamado a la conciencia ciudadana relacionado con la actitud que muchos venezolanos tienen cuando viajan por el país, y que ha constatado en sus numerosos viajes por la geografía nacional. Con visible dolor, Quintero puso el ejemplo del Parque Nacional Morrocoy, el cual “va haber que cerrarlo” debido a la basura que irresponsablemente botan los turistas nacionales en su seno. En tal sentido, para Quintero “el comportamiento nuestro como viajeros deja mucho que desear”

Quintero, incluso tuvo que recomendar a los viajeros la manera idónea de quejarse cuando estos no son atendidos de la mejor manera. En este sentido, se trataría de ser gentilmente exigentes, sin ser “déspotas” o “prepotentes”.

En este momento de la entrevista, explotó en llanto la indignación de Quintero:

“Porque yo quiero que entiendan una cosa, los países no se entregan, tu país es el tuyo, donde tú naciste, que te pertenece, tú no puedes decir yo me voy que apague la luz el último. Los países hay que quererlos, y lo que nosotros necesitamos en Venezuela es que todos querramos al país, que a todos nos duela el país, que tú no te aproveches del país”.

No deja de resultar interesante el evidente trasfondo político que tiene el discurso de la viajera, cuando en los últimos años ―y para ser claros desde que sobrevino la Revolución bolivariana―, pero también durante estos últimos meses de ofensiva económica, hemos seguido escuchando en boca de venezolanos opositores que ahora sí, que llego el coco castro-comunista, que si este Gobierno criminal, que si Maduro le quitará el negocio a todo el mundo, etc. Una actitud que ciertamente expresa la más clara disociación, y que fue producida por un evidente condicionamiento producido científicamente por algunas empresas audiovisuales en los años de mayor intensidad de la lucha política.

De tal manera, si el señor X va con su camioneta hacia Barquisimeto por la vía de Morón y ve contrariados sus planes debido a la ineficiencia del Gobierno regional, entonces la culpa es del rrreeeégimen y hay que irse del país. Pero además, si la señora H pide una Reina pepiada en el restorán de la carretera y le dicen que no hay pero le ofrecen unas cachapas con queso e mano, entonces eso es culpa de Maduro y le formo un peo a la señora del pequeño negocio porque seguro que es chavista; por supuesto, la señora constatará con su compañero y con sus hijos si los tienen, que efectivamente hay que irse del país.

Ya más calmada, quintero continuó, afirmando que,

“La gente no puede llegar a decir un día, bueno, nos mudamos todos de país, no hay nada más triste, más deplorable que ser un inmigrante cuando tú tienes el tuyo, donde tienes tus afectos, donde tienes tu familia, donde tienes tus sabores, donde tienes tus aromas, donde están enterrados tus muertos, ese es tu país y ese es el que todos queremos tener”.

Nos preguntamos ¿Aquellos que han manifestado su deseo de autoexiliarse o “mudarse a otro país”, no tienen una clara posición política? Sí, la tienen. Por lo general, son aquellos que se opusieron ciegamente al Comandante Chávez y que hoy se oponen al presidente Maduro, muchas veces ciegamente y sin tener razones objetivas válidas.

Pero lo más interesante de todo, es que Quintero está criticando la actitud de aquellos que, a pesar de que no tienen el mejor comportamiento cuando salen a recorrer la geografía nacional, tampoco tienen sentido de pertenencia y dicen que se irán del país. Recordemos aquel “Me iría demasiado”. Es decir, dicen “esta vaina no sirve” mientras botan basura en la playa. Algo similar a aquel que dice “mire compañero, esto se lo llevó quien lo trajo”, mientras campanean su oldest whisky desde su camioneta de millón y medio de bolívares.

Quintero, también recomendó a todos aquellos que recorran el territorio nacional hacer algo que políticamente es clave para entender al país: hablar con la gente.

El desangre del país y la Venezuela importadora


Entre todas las formas que hay de desangrar un país, Quintero volvió con el ejemplo del contrabando de gasolina, talvez porque es el que ha visto más de cerca. A partir de aquí, subiendo el tono, habló sobre la “distorsión en la economía” del país, fustigando además el dólar paralelo, la inflación y el hecho de que seamos un país importador, hechos que para Quintero son “culpa absoluta y total de este gobierno”.

Evidentemente, la entrevistada demostró aquí que la política no es su especialidad, aunque sí traslució abiertamente su postura política. En primer lugar, criticar la existencia del dólar paralelo es algo que el propio Gobierno ha hecho y contra lo cual está batallando. Segundo, la mentada inflación en Venezuela ya se sabe que siempre ha sido más especulación cuando no robo descarado, como bien ha quedado escandalosamente evidenciado en el marco de la lucha del Gobierno por lograr los precios justos de todos los bienes y servicios.

Respecto al carácter importador de la economía, solo alguien que conoce los paisajes naturales del país pero que no conoce sus paisajes históricos, puede decir que el carácter predominantemente importador de nuestra economía es culpa de “este Gobierno”.

Finalmente: Quintero llamó “ratas peludas” a los llamados “raspa tarjetas” por el daño que hacen al país. ¿Sabrá lo de los 20 mil millones que entregó el Sitme a empresas de maletín?



Publicado en PoderenlaRed.com y en EcoPopular el 23/12