Decía Borges que la memoria es porosa para el olvido, y en
los años 40 Orwell advertía sobre la estrategia mediática de controlar
el presente para controlar el pasado y así, poder controlar el futuro.
Pero el uso de este poder, incluso, requiere de ciertos grados de
talento y sutiliza en su aplicación.
Decimos esto, a propósito del titular que exhibió el diario El Nacional en
su edición del día 29 de abril y que a nuestro parecer plantea una
manipulación bastante jalada de los cabellos, y de los pelos también:
“Detenciones por protestas triplican las del Caracazo”. De inmediato,
notamos una disonancia en la oración, porque ¿Qué hace la palabra
Caracazo en ese titular? No deja de ser audaz, aunque esta vez suene un
tanto ridícula la comparación. Veamos.
En primer lugar, hay que decir que la idea del titular lo que expresa
son los deseos que cierto sector de la oligarquía del país y sus más
alocadas expresiones políticas, tenían para Venezuela: una explosión
social, el caos, la guerra civil. Sin embargo, lo primero que hay que
recordar ―nunca denunciar― es que los hechos del Caracazo
no se pueden comparar con estos aciagos meses de violencia guarimbera, y
por una elemental razón: el 27 de febrero de 1989 lo que ocurrió fue
una manifestación de la desesperación del pueblo más pobre del país, una
manifestación que fue brutalmente reprimida por unas fuerzas armadas
que se habían sido bien entrenadas en la Escuela de las Américas para
comportarse como un ejército de ocupación en su propio país.
De otro lado, lo que ha ocurrido desde febrero de 2014 ha sido una
“revuelta de ricos” financiada por ricos de dentro y fuera del país;
vulgares y silvestres acciones vandálicas que fueron perpetradas en
muchos casos por criminales solicitados por la Interpol, por oscuros
personajes con prontuarios criminales o directamente por mercenarios
avezados en prácticas terroristas. Es verdad, que un ínfimo porcentaje
de estas acciones han sido protestas propiamente dichas, pero no nos
jodan queriendo calificar más de dos meses de violencia callejera que
incluyó más de 40 muertos como “protestas”. De otra manera, aquí los
cerros no bajaron, como sí ocurrió en el Caracazo.
El intento de falsear la historia, queda patente cuando se recurre a
la variable “cantidad de detenciones” para comparar dos sucesos
diametralmente opuestos, con el claro propósito de continuar con la
campaña según la cual todo motorizado es tupamaro
que merece ser degollado, que toda sirena es ambulancia y que toda
acción de calle es una protesta legítima de estudiantes desesperados que
luchan por la Patria. Mentiras que se derrumban por sí solas, toda vez
que hace 25 años, más que detenciones lo que hubo fue una masacre.
Además, si el Caracazo queda falseado como un día en el que no hubo
represión sino “detenciones”, la violencia terrorista que comenzó en
febrero queda falseada como una protesta cívica que fue criminalizada
por un Estado coercitivo que detuvo al triple de personas que detuvo
durante el Caracazo. Pero la mayoría de los venezolanos ya sabe lo que
hubo. Y mejor no hablar de la muerte, porque es verdad, la memoria es
porosa para el olvido, pero no tanto.
Editorial PoderenlaRed.com del 30/04/14
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