La frase la tomamos de la cuarta edición ampliada del libro El fútbol a sol y sombra,
del conocido escritor nuestroamericano y apasionado del fútbol, Eduardo
Galeano. Se trata de un extraordinario conjunto de textos breves y
magistrales en los que aquel recuerda anécdotas, personajes y figuras,
sus proezas durante partidos memorables y hasta el contexto histórico de
cada torneo mundial, desde el primero del 30 del siglo XX hasta el
último de Sudáfrica 2010.
A poco más de dos semanas para el inicio de este nuevo carnaval
futbolístico, conviene detenernos en la reflexión que hace el escritor
uruguayo sobre la contemporaneidad del “deporte rey”. ¿Qué está en el
centro de la discusión? Por supuesto que es el capitalismo y su
capacidad de mercantilizarlo todo, insuflando con su proterva esencia
todo aquello en lo que posa su implacable mira. A decir de Galeano, el
fútbol se ha venido desencantando por cortesía de la maquinaria mafiosa
sedienta de lucro:
“A medida que el deporte se ha hecho industria, ha ido desterrando la
belleza que nace de la alegría de jugar porque sí. En este mundo del
fin de siglo (Más aún, adentrados en el nuevo siglo), el fútbol
profesional condena lo que es inútil, y es inútil lo que no es
rentable”.
Hoy por hoy, no hay duda de que el fútbol se ha convertido en el gran
circo romano en pleno siglo XXI, y que lo que se avecina es la más
depurada y perfecta fiesta del consumismo y el lucro degenerados. Agrega
Galeano:
“El juego se ha convertido en espectáculo, con pocos protagonistas y
muchos espectadores, fútbol para mirar, y el espectáculo se ha
convertido en uno de los negocios más lucrativos del mundo, que no se
organiza para jugar sino para impedir que se juegue.”
Para el escritor, detrás del fútbol profesional existe una
tecnocracia (peligrosa tribu reptiliana que en cada lugar al que llega
pretende adaptarlo todo a sus caros intereses), que ha venido
imponiendo “un fútbol de pura velocidad y mucha fuerza, que renuncia a
la alegría, prohíbe la osadía y atrofia la fantasía”. Hoy, en la segunda
década del siglo XXI, esta verdad se ha amplificado hasta unos niveles
de locura que hacen pensar que el dilecto discípulo del balompié no
colocará esta vez en la puerta de su casa el acostumbrado cartel que
reza “cerrado por fútbol”.
Afortunadamente, en medio del fastuoso circo neo romano de los
grandes estadios y de las más grandes aún orgías publicitarias, se alza
de cuando en vez “algún descarado carasucia que se sale del libreto… y
ejecuta hermosos gambeteos y le devuelve la alegría a los campos,
deleitando a millones de personas en su osada ejecución de la “prohibida
aventura de la libertad”.
El libro, por cierto, puedes descargarlo, AQUÍ.
PoderenlaRed.com
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