Hechos los anuncios sobre las ingentes nuevas inversiones
para la protección del pueblo venezolano y de las nuevas medidas cambiarias, la nación entera está a la expectativa de la explicación
pormenorizada de estas últimas, en un contexto desafiante tanto por las
pugnas y conspiraciones internas, como por la dinámica geopolítica
regional y mundial
Mientras más se discute sobre tipo de cambio, contrabando, precios
del petróleo, especulación, consumismo, importaciones y exportaciones,
competitividad, comercio, oportunidades, producción, créditos, sueldos y
salarios, apertura de nuevas fábricas, lo que es decir sobre temas
económicos centrales a considerar por cualquier país que desee prosperar
y convertirse en “potencia”, los debates sobre la utopía socialista y
el Gobierno “proletario” parecen haberse quedado rezagados. Venezuela y
el mundo, parecen atravesar una etapa de pragmatismo signada por la
emergencia de nuevos gigantes económicos como los Brics, entre los que
se encuentra la actual primera economía del mundo: China.
Al momento de escribir estas palabras, se desarrolla la segunda ronda
de conversaciones entre Cuba y Estados Unidos, luego de que el pasado
diciembre los presidentes Castro y Obama sorprendieran al mundo con el
anuncio de la liberación de prisioneros políticos y el restablecimiento de las relaciones entre ambos países, después de décadas de un
enfrentamiento signado por la guerra fría, y de la lucha
capitalismo-socialismo que marcó el siglo XX, al menos hasta finales de
los años ochenta.
Autores como Luis Britto o Manuel Yepe, han dado cuenta de las
dinámicas que habrían precipitado a Estados Unidos a tomar una decisión
que exacerbó los ánimos del anticomunismo furibundo de Miami: países que
representan más de la mitad del comercio mundial han creado la Zona de
Libre Comercio Asia-Pacífico; la fundación del Banco Asiático de
Inversiones en Infraestructura, contrapeso del Fondo Monetario
Internacional; la decisión de China de invertir la bicoca de 250 mil millones de dólares en América Latina en los próximos 10 años y de
invertir 40 mil millones en la nueva “Ruta de la Seda”, formidable red
de puertos, trenes, canales de energía y tecnología que conectarán
Rusia, Irán, Turquía, el Océano Índico y ciudades europeas, en
contraposición de la “Alianza del Pacífico”, además de la creación del
nuevo canal interoceánico de Nicaragua, están delineando el mundo que se
viene, que será un mundo multipolar, de alianzas para el desarrollo y
la prosperidad, siempre con respeto a la soberanía y autodeterminación
de los pueblos.
Nuestro país, alto aliado de China en la región, no se sustrae de
esta dinámica. Si bien e otros contextos, Venezuela ha marcado pauta
actuando a contracorriente de las tendencias mundiales dominantes, como
en 1989, ahora Venezuela necesita trabajar duro en la dirección de
adecuarse al nuevo concierto mundial, dirigido ahora por la batuta de
los herederos de Sun Tzu y Lao Tse.
De esta manera, el nuevo socialismo va adquiriendo rasgos orientales:
mercados regulados, mucha producción, trabajo y organización,
atravesados y dirigidos por una visión clara y de largo plazo del
desarrollo económico, político, tecnológico y geopolítico mundial.
Editorial PoderenlaRed.com / @PoderenlaRed / Foto: Shangai, paisaje urbano, por Joesph.
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