El novelista y psicólogo Robert Anton Wilson, en su libro Prometeo Ascendiendo nos dejó una concisa y vigente definición sobre nuestra habilidad cognitiva por excelencia: “La inteligencia es la capacidad de recibir, decodificar y transmitir información de manera eficiente”. Al leer tal tesis, de inmediato podemos preguntarnos ¿Recibir, decodificar y transmitir información no es lo que hacemos a diario en nuestro mundo signado por las tecnologías de la información y la comunicación?
Efectivamente, uno de los efectos de la irrupción de la internet en nuestra vida, ha sido el haber incorporado a multitudes enteras en los procesos de recepción, interpretación, análisis, producción y difusión de información, transformando sensiblemente al periodismo tradicional en la medida en que mucha gente se convirtió en “Prosumer”, neologismo que significa que ahora el sujeto no solo es consumidor sino productor de información, indistintamente de su profesión. El escritor Ignacio Ramonet, aludió esta realidad cuando se preguntó ¿Si hoy todos estamos haciendo periodismo, qué es hoy el periodismo?
De otro lado, en los años 90 el psicólogo evolutivo Howard Gardner planteó la teoría de las inteligencias múltiples, como un conjunto de habilidades cognitivas en distintos campos de la experiencia humana, y que se desarrollan durante toda la vida. ¿Qué quiso decir Gardner? Entre otras cosas, que es un error decir “Me gradué, ya soy intelectual”. O también: “Ya leí las obras más importantes de este autor, ya estoy formado”. Hoy día la inteligencia se desarrolla durante toda la vida, realidad que se traduce desde la perspectiva de los procesos de formación en que participa la militancia de cualquier movimiento social o partido político, en el hecho de que la formación es y debe ser permanente.
No en balde, una de las inteligencias más importantes es la inteligencia lingüístico-verbal, que es la que está relacionada con el pensamiento y el lenguaje. Evidentemente, el tema reviste vital importancia en un contexto signado por la guerra mediática y la batalla de las ideas, como lucha simbólica de interpretaciones sobre la realidad social, pautas de conducta y visiones de mundo, en tanto que esta lucha se desarrolla ―y siempre se ha desarrollado― en los medios informativos impresos, audiovisuales y, ahora, en el universo mediático 2.0, donde las redes sociales se han convertido en un escenario de pugnas y desafíos lingüístico-verbales.
De tal manera, si la actualidad nos exige cada vez mayor eficiencia en los procesos de recepción, interpretación y transmisión de información, y para eso es necesario el desarrollo permanente de nuestras habilidades lingüístico-verbales, la necesaria conclusión es la que usted ya vislumbra: es necesario disciplinarnos en la práctica más poderosa para el desarrollo de la inteligencia individual y colectiva: la lectura. Leer para conocer, crecer; para informar mejor.
@maurogonzag
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