Palabras clave: Batalla de ideas, política, crítica, transformación, diálogo, innovación, cambio de época, amplitud, bloque histórico, lectura, análisis, verdad, belleza, sueños, liberación.

lunes, 13 de febrero de 2012

¿Hegemonía popular con Caramelos de cianuro?

Paul Gillman
Hoy se cumplen 198 años de la Batalla de la Victoria, aquella que fue dirigida por José Félix Ribas; aquel que dijo que no podíamos optar entre vencer o morir porque necesario era vencer. La fecha pasó a la historia como el día de la juventud, y hoy este importante y mayoritario sector de nuestra población está de fiesta. Una fiesta que sin embargo no está exenta de polémica debido a los artistas que se presentarán en el concierto de la juventud, otro de los eventos centrales, junto al desfile cívico-militar, con los que se conmemorará la importante fecha.

Y es que, para el concierto del día, junto a distintos artistas de filiación revolucionaria, fueron contratadas otras agrupaciones que, aparte su carácter comercial y al mismo tiempo en relación íntima con este, difunden mensajes alienantes y superficiales. Digo aparte su carácter comercial porque a los artistas identificados con el proceso, ya sean nacionalistas, progresistas o revolucionarios, también comen y también les interesa dar a conocer su trabajo; digo en relación intima con su carácter comercial, porque como bien lo refiere Paul Gillman, algunos de los artistas invitados están vinculados a transnacionales como Pepsi Cola y McDonalds, y cuando esto ocurre el carácter comercial del artista se refleja inexorable y fatalmente en el contenido de los mensajes (o en la completa ausencia de este).

Aquí las palabras de Gillman recogidas por Ciudad Caracas: “Caramelos de Cianuro es imagen de la Pepsi Cola, transnacional cuyos impuestos terminan en balas para matar a inocentes. Chino y Nacho de McDonalds y junto con Oscarcito hacen reguetón, música que ve a la mujer como objeto sexual. También Los Cadillacs tienen de patriótico lo que yo tengo de reguetonero… No veo a cultores populares que tenemos mucho qué decir sobre una fecha patria como ésta”, dijo Gillman” 

Amplitud

Por otra parte, la respuesta de la viceministra de la juventud, Andreína Tarazón, vía redes sociales, fue que “Esta revolución es para todos los jóvenes venezolanos, para todos los géneros musicales”. Luego, en entrevista telefónica, Tarazón reafirmaría su posición destacando que las políticas del Ministerio de la Juventud están dirigidas a todos los jóvenes, sentenciando que “Revolución es inclusión y participación”. 

Dos cosas

Siempre considerando el contexto político para la mejor comprensión de situaciones como ésta, nos gustaría endosar hechos como este ―que se contraten para un concierto en el que se conmemora una fecha patriótica y se reivindica a la juventud luchadora y  revolucionaria, a artistas cuyo mensaje se centra en mensajes despolitizadores y alienantes―, de nuevo, al carácter democrático y pacífico del proceso bolivariano, ciertamente inclusivo. Sin embargo, la ocasión no da ―no parece propicia, digo― para mezclar a Dame pa matala con Chino y Nacho, salvo que lo que se quiera sea “poner a bailar y a gozar” a los muchachos y muchachas con ritmos neutros y melodías universales, aunque con letras y mensajes, eso sí,  irreconciliables. Es decir, de un lado (simplificando un poco la cuestión) tenemos artistas identificados con el sistema, vinculados y comprometidos con él, al servicio de él, de su dirección intelectual y moral, y de otro a una diversidad de propuestas artísticas nuevas y no tan nuevas, caracterizadas por su mensaje contestatario y crítico al sistema, de claro perfil contra-hegemónico, y si el propósito es construir una nueva hegemonía, una hegemonía popular, habría que ser no sólo más selectivo para ocasiones como ésta, sino mucho más creativos. 

La agrupación Caramelos de cianuro
También conviene recordar que, sin bien el cuadro anterior se configura en el contexto de un proceso que incluye sin excluir, no creo que los Caramelos de Cianuro sean unos pobrecitos excluidos del sistema, o unos músicos imberbes y expósitos sin escenario para tocar. 

Ahora bien, esta fuera de discusión la importancia de que el mensaje crítico esté siempre presente en el contenido del arte revolucionario, y parece redundante ya la idea de que la belleza es siempre revolucionaria, pero muchas veces el imaginario de la resistencia parece predominar en los contenidos que se vienen produciendo, como si nos costara tomar la ofensiva cultural, en una avanzada donde el arte es expresión de la nueva realidad que tenemos: la de la izquierda, la de la revolución en el poder. Ahora, si con el tiempo transcurrido no se ha logrado seducir a la mayoría de la juventud con una propuesta estética y musical revolucionaria, sea cual sea el género, planteo estas hipótesis: 

- El proceso bolivariano se encuentra aún en un período donde la inclusión y las reivindicaciones sociales, en medio de la lucha política crean, entre avances y retrocesos, las condiciones para el despertar de la conciencia crítica en medio de un solapamiento entre la avasallante industria que produce “lo que a la gente le gusta”, y una serie de artistas y agrupaciones emergentes portadoras de un arte con contenido social. Es decir, volvemos otra vez con la crisis orgánica gramsciana, donde no se termina de trascender ―o se trasciende casi imperceptiblemente― de la crítica a la ruptura y la transformación, de lo espasmódico a lo consolidado y permanente. 

- Existen debilidades en la correlación de fuerzas en el campo de las instancias ideológicas y culturales del sistema o, también, de la superestructura cultural, relacionadas con nuestra visón de mundo, educación y formación profesional, sistema de valores y creencias, que nos impiden dar un auténtico salto cualitativo que madure en un movimiento cultural con capacidad de construir hegemonía. En otras palabras, hace falta más imaginación, perderle el miedo a la irreverencia creadora y a las mentalidades creativas que no declinan por la línea común. 

- Existe algún trazo de lo que se conoció como realismo socialista en algunas propuestas musicales, como una ingenuidad que va madurando indistintamente de su frescura y calidad. 

Porque, te digo, lector, para poner un ejemplo ¿Si nos preguntamos cuál es la diferencia ―y las similitudes― entre la propuesta musical de los Dame pa matala y los Buena Fe, que responderías?

@maurogonzag


2 comentarios:

  1. Si la excusa para darle tribuna a los artistas del capitalismo es la inclusión y la apertura de todos los géneros músicales, lo único que faltaba era convocar a Diosa Canales que también "canta" y que además es "escritora". Estoy convencido que ella con "si tu boquita fuera" hubiese causado mayor sensación que Chino y Nacho... ¡O sea!

    Ricardo Romero Romero

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  2. Si, para que se meneara en la tarima con Chino y Nacho, y luego invitarla a formar parte de la Red de escritores y escritoras socialistas. Me parece que la relación que hay entre la música como arte y como lenguaje, y la política, es algo muy complejo. Ahi está el caso de Fito Páez, para quien Chávez era un "dictador brutal", y que a estas alturas seguro que ha reflexionado, y el reciente de Desorden Público, para quienes antes estábamos mejor. Ambas propuestas no están exentas de irreverencia, de contenido social, pero ahi están sus opiniones. El tema de la inclusión ciertamente es una excusa, una mala interpretación de lo que significa incluir. Se incluye algo que está excluido, alguien que no ha tenido la oportunidad, pero como sabemos este no es el caso de algunos artistas que se presentaron en el concierto. Es un tema que da para mucho, y volveríamos al tema de la izquierda en el poder, de la revolución jefa de Estado y las consecuencias que esto ha traído en este y en otros campos...

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