A 50 años del asesinato de John F. Kennedy
Así lo dijo el ex presidente
estadounidense John Fitzgerald Kennedy en uno de sus discursos antes de que el
22 de noviembre de 1963 fuera brutalmente asesinado en Dallas, Texas, por
varios disparos que lo impactaron desde diversos ángulos.
Aquel día fatídico, se produjo un importante quiebre en la
historia contemporánea de Estados Unidos, y hoy día sigue constituyendo una
herida abierta en la historia de un país en el que, como producto de la Segunda
Guerra Mundial y en el complejo contexto de la guerra fría, se había ido
conformando el llamado Complejo Militar Industrial, un Estado dentro del Estado
también conocido como “Estado profundo”, una organización que, desde las
sombras, ha manejado la alta política del Big Brother por lo menos desde la
segunda posguerra hasta la actualidad.
Recordar la existencia de este “Estado profundo” no sería de
nuestro interés, si las acciones e intereses de este no estarían relacionadas
con el asesinato de Kennedy, tal como lo han sugerido diversidad de materiales,
artículos, investigaciones, más allá de los cabos sueltos que desde el mismo
día del acontecimiento, quedaron martillando la consciencia de muchos dentro y
fuera de Estados Unidos.
Dice el historiador español Fernando García de Cortázar, que
"La muerte de Kennedy a sus 46 años, fue una muerte de repercusión
universal y la noticia orbitó el planeta como aquellos ingenios que habían
empezado ya a surcar el espacio por entonces, mezclándose con muestras de
incredulidad, impotencia y dolor",
Recientemente, en el artículo John F. Kennedy contra el imperio, Anton Chaitkin, ofrece un
análisis que da cuenta de los poderosos intereses con los cuales la política de
Kennedy había entrado en franca contradicción. Como no es la idea citar acá el
extenso artículo de Chaitkin, autor que fue el último entrevistado de Daniel
Estulin en su programa “Desde la sombra”, solo recordaremos algunos elementos
que, a juicio del autor, teniéndolos bien claros permiten dilucidar “Quien lo
mató”.
En primer lugar, “Los investigadores normalmente consideran
quién se beneficia de un crimen y qué cambia como resultado del mismo”, dice
Chaitkin, en una sociedad donde el internet y los estudios documentales sobre
el tema han abierto poco a poco el camino de la verdad. Aunado a esto, “primero
debemos entender quién fue Kennedy y por qué causa luchó; qué éramos como
nación, y hacia dónde nos dirigíamos cuando le dispararon. El conocimiento de
esto dejará en claro quién lo mató y por qué. Esto nos ayudará a guiarnos en lo
que hoy debemos cambiar para lograr nuestra sobrevivencia”.
Si bien las últimas palabras del autor parecen algo
dramáticas, no dejan de referir un peligro de grandes proporciones que ha sido
advertido, entre otros, por intelectuales como Noam Chomsky y líderes como
Fidel Castro. Muchas reflexiones, parecen dar cuenta de una maquinaria
subterránea que, creada para determinados fines, se fue convirtiendo en un
verdadero azote tanto para el pueblo habitante del territorio de ese Estado,
como para muchos otros pueblos del mundo. Y de ser así la cuestión, Kennedy no
fue sino una de las primeras víctimas de esta poderosa, “bien unida y eficiente
máquina, que combina operaciones militares, diplomáticas, de inteligencia,
económicas, científicas y políticas”, en sus propias palabras.
Lo que está claro, es que Kennedy fue asesinado mientras se
desplazaba, junto a su esposa, en el asiento trasero de una limosina descapotada.
Y si bien no se tienen, o no han aparecido, las pruebas concluyentes de quien
planificó y ordenó el hecho, se tienen, en cambio, evidencias que, como lo
sugiere Chaitkin, permiten identificar el rostro del asesino de Kennedy, no
obstante su silueta opaca y sinuosa. En este sentido, las llamadas teorías de
la conspiración, en un contexto de sociedad de masas, muchas veces tienden a
banalizarse y hasta se han llegado a considerar ficción y hasta mera habladera
de paja.
Pero, si el lector conviene en adentrarse un poco más en la
madeja de la historia y recurre solo un poco a su imaginación, e incluso al más
común de sus sentidos, podrá darse cuenta no solo de que existen diversas
teorías conspirativas que han sido demostradas, y que permiten dilucidar
cuestiones que en su momento quedaron en la más terrible ―y conveniente―
oscuridad.
En esta oportunidad, solo recordaremos algunos elementos que
en su momento, intentaron explicar y zanjar el infausto acontecimiento:
- Su asesino fue identificado como Lee Harvey Oswald, que
supuestamente le disparó a Kennedy con una escopeta. Luego de su captura, el
mundo estaba a la expectativa esperando su confesión, su explicación,
oportunidad que nunca llegó porque fue asesinado dos días después. Tenemos
entonces una primera realidad: nunca se llegó a saber que pasó exactamente esa
tarde.
- En esa oportunidad, la policía dijo que había sido un
disparo, pero en realidad habían sido tres. En el video del momento puede verse ―y
después se demostró― que el primer disparo le llegó por detrás y le salió por
la corbata.
- Esto demuestra que no fue una sola persona quien hizo los
disparos, sino que fueron mínimo dos personas; Oswald, supuestamente uno de
ellos.
- Increíblemente, el segundo disparo, el disparo mortal,
pudo haber sido ejecutado ―a quema ropa― por el propio chofer del vehículo en
el que Kennedy se desplazaba, quien habría usado un arma reglamentaria de la
CIA. En el video se ve algo, lo dejamos al juicio de los usuarios y usuarias.
- La conclusión de todo esto: la CIA asesinó a Kennedy. ¿Por
qué?:
1- Había despedido al Jefe de la CIA, Allen Dulles
2- Su política de reducir las actividades militares en
Vietnam
3- Quiso aumentar los impuestos a los ciudadanos estadounidenses
en el extranjero, lo cual afectaba a los banqueros internacionales
4- En general, su nacionalismo y su oposición al
imperialismo financiero británico. La familia Kennedy era de origen irlandés,
raíces que siempre causaron recelo en algunos sectores.
5- La razón más insólita de todas: Kennedy, el 22 de
noviembre pensaba organizar un acto en Nuevo México, en el que daría a conocer
al mundo un hallazgo que databa de julio de 1947. En esta fecha, fue hallado en
Roswell, Nuevo México, un platillo volador con cuatro humanoides sin vida. De
acuerdo a esta teoría, desde el momento del hallazgo se crearon varios
proyectos en torno al tema de los extraterrestres, el más importante de los
cuales estaba siendo dirigido por la CIA. Además, desde ese encuentro EEUU
mantiene contacto permanente con alienígenas, los cuales supuestamente
transfieren tecnología a cambio de que el hombre y la mujer aprendan a
conservar el planeta. El proyecto, llamado Majestic 12, se desarrollaba en la
llamada área 51, lugar secreto controlado por la CIA que el joven Kennedy planeaba
dar a conocer al mundo. Otra contradicción con la CIA, pues.
Publicado en PoderenlaRed.com el 22 de noviembre
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