En primer lugar, aclaremos que el señor David Granger, por muy estudiado que sea, es un malandro, instruido en la Escuela de las Américas, de poca talla al que le pagaron los gringos para que se pusiera una “paja” en un hombro y le gritara a Nicolás ¡A que no me la tumbas, guevón! Y si Nicolás no le hace caso a la primera provocación debe gritarle ¡Ayer me pegué a tu novia! Y si no cae en la segunda, entonces gritará ¡Tu mamá es una zorra!
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