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viernes, 23 de octubre de 2015

Top Gun, Rusia y la guerra fría: 30 años después

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En las últimas semanas, el mundo ha sido testigo de cómo el ejército ruso ha destruido las posiciones de los terroristas del Estado islámico en Siria, con una eficiencia y una precisión que ha impresionado a más de uno y desconcertado a otros tantos. Entre estos últimos, se encuentran los analistas militares de Occidente, quienes al parecer habían subestimado la reciente reforma militar realizada por Moscú. Todos comentan sobre la contundente demostración que en el teatro de operaciones están haciendo las fuerzas armadas rusas. Exhibiendo una avanzada tecnología militar, están barriendo  con los mercenarios del EI en tiempo récord. Digno de una película, pues.

La agencia Rusia Today ha estado publicando diariamente contenidos que ha incluido reseñas, análisis y sobre todo, videos, que están dando cuenta de una tecnología que está cambiando la historia de las guerras convencionales. No obstante, al terminar de ver el resumen de RT sobre la nueva jornada de los rusos en Siria, vía TeleSur, empiezo con el zapping y caigo en el canal Space. Llama mi atención que la película que presentan es Top Gun, un “clásico” de los ochenta protagonizado por el conocido Tom Cruise, junto a Kelly McGillis, Val Kilmer y los espectaculares aviones F-14 Tomcat. Y como pertenezco a la generación que creció asediado por el entorno cinematográfico de la guerra fría, de inmediato se enciende en mi mente la luz de la causalidad.

A los que nos gusta el cine y además hemos constatado como la industria cultural hegemónica recicla ciertas producciones para lanzarlas casualmente en ciertos contextos, no nos parece raro que durante las últimas semanas hayan estado exhibiendo algunos refritos de los años ochenta, como la trilogía de Rambo, en un contexto donde diarios como el New York Times han sugerido la existencia de una “guerra total indirecta” entre Rusia y Estados Unidos en Siria. Recordemos que la llamada guerra fría, que fue caliente en Corea, Vietnam o Afganistán ―sin mencionar los sanguinarios golpes de Estado made in USA perpetrados en América Latina en nombre de la lucha contra el comunismo― fue precisamente eso: una guerra indirecta entre las, para entonces, dos superpotencias mundiales, que no incluyó choques directos entre ellos en sus propios territorios, salvo una que otra escaramuza.

Top Gun, es una película que bien podemos incluir entre esas paradigmáticas que reflejaron el enfrentamiento histórico entre el “este” y el “oeste”, tal como lo hizo Rambo III, Danko o Rocky IV. Para el cinéfilo Deadman, a pesar de que el film es “casi de manera deliberada un ejercicio de propaganda de Reagan en los últimos años de la guerra fría”, es una producción que quedó marcada en la memoria de toda una generación “o quizá de más”, por haber logrado plantear una historia sencilla y bien narrada que logró reunir un “increíble elenco”, y que hizo de la lealtad y el “poder del acero y el temple” una combinación de elementos que aún hoy sigue cautivando a la audiencia. Hoy, a casi 30 años del estreno de Top Gun, realizado en el marco de la glasnost que iniciaría el definitivo colapso de la Unión Soviética, cabe preguntarse ¿A quién pretenden engañar con esa vieja propaganda?

En la película, Tom Cruise, uno de los actores-iconos de Hollywood, interpreta al teniente Pete Mitchell, conocido como "Maverick", un talentoso piloto del avión caza  Grumman F-14 Tomcat de la Armada de los Estados Unidos. Por su parte, Val Kilmer es Tom Kazansky, llamado "Iceman" por la fría perfección con la que vuela su artefacto. Ambos son rivales durante los ejercicios, tanto en el aire como en los salones de la instrucción teórica. Se trata también de una historia de amor donde no faltan las rubias sensuales ―las american women―, la amistad, la muerte y la lucha del protagonista contra las sombra de la desaparición en acción de su padre, también piloto, en Vietnam. Grandes desafíos que desembocan en un combate aéreo en el ártico contra los aviones Mig-28 rusos, que por supuesto terminan siendo vencidos gracias a las habilidades singulares de un Maverick que, aún titubeante por la reciente muerte en accidente de su amigo y compañero de vuelo, saca lo que sabe, hace espectaculares maniobras y derriba a varios Migs. La superioridad de la tecnología militar de EEUU, del occidente capitalista, queda expresada explícitamente. Pero han pasado 30 años.

Han pasado tres décadas, tiempo a lo largo del cual Hollywood ha perfeccionado su pornografía bélica y Estados Unidos ha lanzado sus aviones a bombardear varios países del mundo, desde Yugoslavia, pasando por Irak hasta Libia. Hoy, sin embargo, los certeros bombardeos de los Sukhoi rusos sobre las posiciones del Estado Islámico han dejado al pentágono estupefacto y dividido entre los que tienden a minimizar los hechos y a buscar algún fallo en el dispositivo militar ruso, y aquellos que consideran que Estados Unidos ha perdido su superioridad militar en materia de guerra convencional, y que necesitará largos años para recuperarla. Así lo señala Thierry Meyssan, quien añade que la sorpresa en la Casa Blanca fue tan grande que suspendieron la visita del primer ministro ruso Dimitri Medvedev y de una alta delegación militar rusa. El Pentágono ni siquiera sabe lo que ocurre en Siria. Los halcones liberales y los neocons están furiosos, y en medio de la histeria están exigiendo incrementar aún más el presupuesto militar y han logrado frenar el retiro de las tropas imperiales en Afganistán.

Iceman y Maverick están en la flor de su juventud, y forman parte de la mejor escuela de pilotos de combate de Estados Unidos. El resplandor del sol en las alas móviles de los F-14 impresiona a los espectadores. Kilmer y Cruise, al mismo tiempo son dos actores que catapultarían su carrera durante los “felices años noventa” de unipolaridad mundial. La guerra del Golfo, por cierto, fue la primera transmitida en vivo y directo. La gente pudo ver desde la comodidad de sus hogares a sus héroes de Top Gun despegando desde gigantescos portaaviones apostados en el Golfo Pérsico. Aunque esta vez los uniformes eran color arena, un reportaje daba cuenta de la proeza de uno de los pilotos de la coalición, quien había derribado heroicamente a dos de sus enemigos en medio de la tormenta del desierto. La cámara lo captó bajando de la cabina de su avión caza ultramoderno. Como Cruise, alzaba la mano en señal de celebración mientras dedicaba una sonrisa a las cámaras, a lo Kilmer.

Apunta Meyssan, que desde el incidente del navío de guerra USS Donald Cook en el Mar Negro, ya se sabía que la fuerza aérea rusa dispone de un arma que le permite interferir todos los radares y sistemas de comunicación. Así, desde el inicio de su despliegue militar, Rusia instaló un centro de interferencia en Hmeymim, al norte de Latakia, aunque esta vez abarcó un radio de 300 Km. Incluyendo la base de la OTAN en Incirlik (Turquía). La operación empezó simultáneamente con una tormenta de arena, y el Pentágono llegó a creer que todos sus dispositivos estaban siendo afectados por la intensidad de la borrasca, pero lo que pasaba era que estaban siendo interferidos por la nueva arma rusa. Las redes de comunicación entre las distintas unidades de un ejército en medio de una guerra convencional son claves para la emisión y procesamiento de las órdenes desde el Estado mayor. Y lo que ocurre es que todo ese conjunto, “el sistema nervioso de la OTAN, está bajo interferencia en Siria y en parte del territorio de Turquía.”

Con “Take My breath away” de fondo, el teniente Mitchell hace el amor con su rubia espectacular. A veces, después de cada ejercicio en el que los pilotos persiguen enemigos ficticios en los cielos, al travieso Maverick le gusta hacer un vuelo rasante junto al portaaviones, sacudir la torre de control y derramar el café de los oficiales. Cuando no está volando, el teniente monta una moto de alta cilindrada de la que gusta sentir su alta potencia en las pistas de la base cual si piloteara un avión sin alas, mientras disfruta del despegue virtuoso de una de estas “águilas de acero” (Por cierto, nombre de otra película a la sazón). El performance es perfecto, la combinación irresistible: juventud, pasión, poder y libertad; el cuerpo de Charlotte y la convicción de formar parte de la fuerza aérea más poderosa del mundo, cumplen el sueño hegemónico. Los Mig-28 son derribados y sus pedazos caen al mar al mismo ritmo en que se desmorona el “campo socialista”.

Treinta años después, el líder ruso Vladimir Putin ha dicho que sus socios occidentales en Siria tienen un lio en la cabeza. No se trata de otra cosa, sino de la manera en que Rusia le dice “Game over” a la fiesta clandestina de la OTAN en Siria.

En esa última batalla de Top Gun, hubo un derribado entre los héroes: Hollywood, otro de los personajes. En ese momento de tensión, las comunicaciones se aturden: “¡le dieron a Hollywood, le dieron a Hollywood”, “Hollywood está cayendo, le dieron a Hollywood!”

Amaury González V.

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