Claro, una de las diferencias, puede que la más importante de todas, es el incremento exponencial de este contingente de “jinetes sobre ruedas” quienes, sin meterlos a todos en el mismo saco, se comen flechas, manejan por aceras -tropezando o atropellando en algunos casos a transeúntes que siempre pensaron que las aceras eran para caminar- y rayan y aboyan vehículos en esas raudas y osadas maniobras que ensayan en calles, avenidas y autopistas.
Ellos mismos, también es verdad, muchas veces son las víctimas de sus propias audacias, y cada día podemos leer en la prensa -y muchas veces ser testigos- de como en su cotidiano bregar pierden la vida -si no ellos el copiloto que llevan detrás- en un desigual encontronazo donde las leyes de la física se imponen inexorables. También hay que decir, que el papel que jugaron los motorizados durante los hechos de abril de 2002, que tuvo su relevancia, parece haberles otorgado una especie de patente de ciudad. Interprete usted.
Sin embargo, estamos seguros que a finales de los años setenta no se veían cosas como la que ocurrió en horas de la mañana de hoy en la autopista Francisco Fajardo, al nivel del Centro Comercial El Recreo, en dirección oeste-este, cuando lo que parecía una caravana fúnebre de motorizados decidió detenerse en plena autopista para rendirle un último homenaje de calle un compañero que, de otro lado, pudo haber perdido la vida en pleno cumplimiento de sus deberes, víctima de la imprudencia sobre cuatro ruedas, que cómo no, también la hay.
El hecho, es que el vehículo que transportaba al difunto, tras el que venía un contingente como de 30 motorizados, y puede que a petición de éstos, se detuvo en la autopista para descargar el féretro. En las imagenes captadas por Antonieta, quien desde el C.C. El Recreo tuvo una mirada privilegiada, se puede ver como a la urna, ya en plena vía, se van acercando los compañeros a darle un último adiós -O que se yo- mientras las motos estacionadas van formando un piquete que va acumulando el tráfico con la mayor efectividad.
Nada tan humano como velar y enterrar a nuestros muertos, pero hacerlo en pleno día en medio de una autopista -y me refiero a lo primero, si bien no vimos cremación o algo parecido- parece entroncar con el más elemental sentido común. ¿Una forma de protesta? ¿Una manera de victimizarse? ¿Un malandreo gratuito y hay que calarsela y punto? Su comentario nos será de gran ayuda para dilucidar esta expresión de lo que podemos llamar realismo mágico urbano.
Dado el último adiós, los compañeros del difunto volvieron a sus motos dando fin a la ceremonia, no sin antes dar unas vueltas alrededor de la urna, para finalmente meterla en la carroza y seguir el camino. ¿Será que tal ritual lo hacen en varios puntos de la ciudad? ¿Será que buscan el más vistoso? Importante es señalar que en ninguna parte se vio a las autoridades competentes, a la policía, por ejemplo.
Añadamos finalmente, que tales acciones le otorgan una connotación negativa a la palabra anarquía, vocablo usado por mucha gente al momento de calificar acciones de esta índole, aunque este sugiera todo lo contrario al bochinche y la falta de conciencia.
Poderenlared.com
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