Vista aérea de Amuay |
Cuando se plantea que la explosión en Amuay pudo haber sido producida por un saboteo, lo que es decir por una acción conscientemente orientada a producir la tragedia, tal apreciación pareciera venir de una mente conspiranoica, cuando no de alguien partidario de la teoría de la conspiración o formado en la “cultura de la sospecha”. Pero siempre es bueno para el esclarecimiento de los “enigmas” hacerse preguntas, y una que podríamos hacernos, y que muchos se hacen, es ¿A quien convenía la ocurrencia de un hecho “extraordinario” como este? Una pregunta enmarcada, por supuesto, en la campaña electoral presidencial.
Alguien dijo que no había que precipitarse, que había que controlar la imaginación. Pero es precisamente la imaginación, junto al pensamiento racional, la que por lo general está en capacidad de dilucidar lo que en apariencia es un irresoluble cangrejo. Pero ¿Es que hace falta mucha imaginación aquí? Nos parece que incluso la mente más reprimida, podría en este caso atribuir al sabotaje los hechos de Amuay acaecidos en la madrugada de ayer. O es que no se viene advirtiendo que los factores más extremistas y desesperados de la derecha venezolana, en articulación con los consuetudinarios factores externos, podrían eventualmente recurrir al “hecho extraordinario” para tratar de influir de alguna manera en la tendencia electoral.
Una advertencia había sido planteada con total seriedad por el periodista cubano Percy Alvarado Godoy, en un artículo donde afirmaba que la oposición venezolana estaba buscando producir un hecho extraordinario en el Metro de Caracas, afirmando incluso que los actores para perpetrar el hecho ya habrían cruzado la frontera, provenientes de Colombia. Más recientemente, el director de la encuestadora Hinterlaces, Oscar Schemel, hizo alusión al tema del “hecho extraordinario” ―forma elegante para referirse a un atentado terrorista de la suficiente envergadura como para generar zozobra en la población―, prácticamente como la única posibilidad que le permitiría a la oposición levantar cabeza en las encuestas.
Siendo así, si la tragedia de Amuay fue producida por un sabotaje, y si este tuvo como objetivo atacar políticamente al gobierno de Hugo Chávez, tal hecho demostraría que, efectivamente, la tendencia electoral reflejada por las encuestas hasta ahora, es realmente irreversible.
Pero antes de estas dos advertencias, analistas como Nicmer Evans habían advertido sobre la posibilidad de que la oposición buscara reproducir el “fenómeno atocha”, con el objetivo de incidir en el comportamiento electoral. Claro, salvando las distancias con el contexto de un país europeo que se había involucrado, de la mano del nefasto Aznar, en una guerra imperialista.
Para autores como Víctor Hugo Majano, no hay duda de que la tragedia de la refinería fue producida por un atentado, en la medida en que “En una instalación industrial donde los procesos son cíclicos y previsibles, no es nada difícil introducir un elemento que cause una alteración y a la hora y momento previsto rompa con esa rutina”.
Pero hay otro hecho que se suma a los elementos de juicio que nos permitirían comprender la terrible tragedia como producto de un sabotaje con claros intereses políticos, y que no está exento de cinismo e ironía. Se trata del hackeo de tres portales web del gobierno, ejecutado de manera simultánea a los hechos trágicos de Amuay. Es decir, que mientras la onda expansiva de la gran explosión de la esfera de gas se cobraba decenas de víctimas, estaban hackeando las webs de la Comisión de Administración de Divisas (Cadivi) (www.cadivi.gob.ve), la del Observatorio Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, (www.oncti.gob.ve) y el de Defensa Pública (www.defensapublica.gob.ve).
Si escogiéramos tres palabras para denotar a los portales intervenidos, a primera mano tendríamos: dólares, tecnología y defensa. ¿Alguna relación con el hecho catastrófico ocurrido en Amuay? Eso se lo dejamos a los lectores.
Todo indica que detrás de la tragedia de Amuay hay una intencionalidad política, un interés que se ha mostrado descarnado en las declaraciones de distintos personajes vinculados a la vieja Pdvsa como el Sr. José Toro Hardy, el experto petrolero quien con gran cinismo se ha atrevido a vaticinar nuevas tragedias como la de Amuay.
El presidente Chávez ha anunciado el inicio de una “investigación profunda” en torno a la tragedia, una investigación de la que deben salir las respuestas que espera la población en cuanto a los responsables del hecho, indistintamente de la convicción de que fue un atentado; más allá o, mejor, más acá de las teorías conspirativas.
Editorial Poderenlared.com del 26 de agosto
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