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sábado, 17 de agosto de 2013

La prensa socialista debe ser democrática, alegre y original

En 1975, García Márquez publicó Cuba de cabo a rabo, una extensa crónica donde el gran escritor plasmó el recorrido que “durante seis semanas de jornadas sin término” hizo por la Cuba revolucionaria, acompañado de su hijo y de un “severo e incansable” guía que cumplió al pie de la letra las instrucciones de hacerle abrir todas las puertas donde tocara, sin excepción.

El Gabo se explaya y concluye que Cuba es una “realidad deslumbrante” en la que no hay un solo niño sin escuela, ni desempleados, ni un solo ser humano sin vivienda, zapatos y sus tres comidas al día. Una sociedad en la que no hay mendigos, ni rateros ni analfabetos, ni “nadie de cualquier edad” que no disponga de educación gratuita a cualquier nivel, ni nadie que no disponga de atención médica oportuna y gratuita.

De forma magistral, García Márquez describe la emergencia de una nueva moral, una moral revolucionaria dotada de esa “chispa de locura recóndita” que el escritor calificó como una de las virtudes más antiguas y fecundas del pueblo cubano. El cronista, también brinda un análisis detallado del bloqueo imperialista y de cómo ese pueblo valeroso lo enfrentó y lo venció con dignidad desde adentro. También, la gran campaña de alfabetización y la emergencia del poder popular merecieron la atención detenida del colombiano quien, de paso, se había contado entre los fundadores de la agencia de noticias Prensa Latina, creada en los primeros años de la revolución.

No obstante, de todo este gran testimonio queremos detenernos en la sección en la que el autor analiza el tema de la “prensa socialista”, campo considerado complejo por aquel, y que los cubanos definieron en ese momento ―y quién diría que hoy toda la región no lo considera así― como una “materia política muy delicada”. De una, el Gabo mata la culebra por la cabeza, o una de sus primeras cabezas, refutando la acusación sobre la supuesta falta de “libertad de prensa” en Cuba, el clásico caballo de batalla liberal burgués que aún hoy es utilizado por las grandes corporaciones mediáticas para atacar a los gobiernos progresistas que, enhorabuena, decidieron plantarle cara.

Para ese momento, el Gabo dejó claro que quienes afirmaban que en Cuba no había libertad de prensa, querían decir algo completamente distinto: que no existe una prensa como la creada por el capitalismo para defender sus intereses e imponer sus objetivos. En una sociedad donde el orden burgués había sido destruido de raíz, resultaba casi natural que no existiera prensa capitalista y por tanto, este tipo de “libertad de prensa”. Si bien este apartado de la crónica garciamarquiana abarca poco más de una cuartilla, habría que leer entre líneas lo que al autor quiso decir cuando afirmó que en Cuba los medios de comunicación eran ahora propiedad social y, lo más importante, que los cubanos lo que buscaban era una nueva concepción de la prensa.

Un párrafo, resulta particularmente esclarecedor sobre el estado de la comunicación en Cuba a principios de los setenta:

“En la actualidad solo existen diarios del Partido Comunista que cumplen con bastante eficiencia la tarea de agitar y orientar pero que son deficientes en la información y apenas si intentan algún examen crítico”.
Seguidamente, el escritor hace un repaso de las emisoras oficiales existentes, de la música que habitualmente colocan; incluso destaca la existencia de una emisora especial dedicada exclusivamente a informar durante todo el día, y celebra el hecho de que el vespertino de la Juventud Comunista tenga una sección de “cartas de los lectores”, donde recientemente se había publicado la denuncia de una ciudadana. Sin embargo, García Márquez habla claro y considera una limitación que todos estos medios de información estén bajo la dirección y el control del Partido Comunista.

Ahora bien, traigamos a nuestro contexto de construcción del socialismo bolivariano y de su respectiva concepción de la comunicación la frase arriba citada, y recordemos que una de las críticas que le han hecho al movimiento de la comunicación popular y alternativa, es su reiterada recurrencia a la agitación y la consigna en detrimento del requerimiento informativo y la siempre necesaria crítica. Mencionemos además, que la propaganda y la consigna si bien hacen deficiente la información, aleja más aún la producción de contenidos de profundidad, al periodismo de investigación y en general a todo género que no acepte la cartilla aquella según la cual los “hechos son sagrados”.

La crítica del Gabo sigue siendo válida, tal como la que hizo Pascual Serrano en un foro realizado en el Teatro Principal hace pocas semanas. Sin embargo, un mal diagnóstico de la problemática bien podría llevarnos a la aplicación de la peor de las terapias. Por ejemplo, pensar que para superar el vicio de la consigna sea necesario revivir o fortalecer aún más las prácticas de la prensa capitalista, con toda su mitología y su dogmática funcional al orden capitalista. Y con esto nos referimos a la noticia como mercancía, a las reseñas depuradas, a la fragmentación del flujo informativo producido por el “tratamiento objetivo” de los hechos aislados, tal como afirma Federico Álvarez en La información contemporánea.

Volviendo a García Márquez, la esperanza para superar este complejo problema se sigue localizando en al campo de la comunicación alternativa. En el último párrafo del texto citado, se hace referencia a los planes para crear en Cuba una cadena de periódicos que no dependan del Partido Comunista, y de proyectos de los trabajadores organizados y las organizaciones de mujeres para crear sus propias publicaciones.

Da tal manera, dice el Gabo: “De esta proliferación de diarios y revistas que ya empiezan a saturar los quioscos callejeros con sus colores vivos, ha de surgir la nueva prensa sin vicio de la nueva Cuba”.

Así, el debate sigue estando en lo que significa la “prensa sin vicio”. Lo que sí pronostica el autor es que esta prensa será “democrática, alegre y original”, cualidades que podemos tomar para la construcción de la prensa sin vicio de la nueva Venezuela.

Publicado en PoderenlaRed.com el 15 de agosto

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@maurogonzag

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