Leyendo el artículo de Antonio Aponte del día 24 de agosto, no puedo sino recordar la ola de descalificaciones que sobrevino luego del encuentro de intelectuales de mayo de 2009 en el Centro Internacional Miranda, donde se metieron en un mismo saco a Juan Carlos Monedero y a Vladimir Acosta, a Rigoberto Lanz y a Luis Britto García.
Un grano de maíz, ha sido una columna periodística que ha expresado una postura política de las más comprometidas entre los sectores que apoyan la Revolución bolivariana, y por cierto que tener una columna en un diario de circulación nacional, sitios en internet y programas radiales donde se discurre y analiza sobre temas teóricos, políticos e ideológicos se llama trabajo intelectual. De ahí que me extrañe tanta descalificación contra los intelectuales en aquella oportunidad, y ahora vuelva por los mismos fueros en el mencionado artículo; sobre todo porque aquí nadie está exento de crítica, siendo lo ideal destacar lo que une a las corrientes y no lo que las separa.
El primer error que me parece advertir es la insistencia de Antonio Aponte en mezclar peras con manzanas. Porque, por ejemplo, agrupar a Dussel y a Negri en el mismo conjunto de intelectuales que defienden “la miasma de las mismas teorías”, ya constituye una simplificación que nadie se cree. Por cierto, que en ningún momento se explicita cuáles son esas teorías que tienen en común además de estos dos, Marta Harnecker, Heinz Dietrich e Itsván Mészáros. De este grupo de intelectuales, que además son más que eso, tu sabes que a quien más conozco es a Dussel, lo cual no quiere decir que no haya leído algo de los otros o que no conozca desde qué lugar teórico se expresan.
Lo que sí es indiscutible, y te lo digo porque escuche varios programas de Misión Conciencia y he leído otros artículos de Aponte, es que las teorías a las que alude son las teorías del llamado posmodernismo, una propuesta que para definirla en términos sencillos constituye una crítica eurocéntrica al eurocentrismo. De tal manera que, a pesar de que alguna propuesta de Tony Negri, que se ubica en esta postura, podría parecer interesante para algunos en estas latitudes, el posmodernismo por estos lares tiende a producir formas particulares de colonialismo intelectual, en la medida en que como propuesta crítica elaborada desde el norte del mundo, no ha superado sus límites eurocéntricos. De más está decir que este es un debate prolijo.
Entrega del Premio Libertador al Pensamiento Crítico a Enrique Dussel |
Pero como no se trata de escribir un tratado sobre las diferencias y coincidencias entre estos pensadores que Aponte mete en el mismo saco, vayamos al grano, a la crítica de su propuesta central.
Subcomandante Marcos |
Te digo que si fuera extranjero y no conociera Venezuela y leyera este artículo de Aponte, pensaría que el país está viviendo una revolución armada al mejor estilo de la cubana o la sandinista, y que llegado el momento en que se reúnen pensadores nacionales y extranjeros para discutir sobre cuál debería ser el modelo económico a seguir por la Revolución ―tal como ocurrió en la Cuba revolucionaria y que quedó plasmado en el libro “El gran debate sobre la economía en Cuba”― unos intelectuales extranjeros se encargan de evitar, con su inteligencia y su prestigio, la transformación radical de esa sociedad en tanto que ellos en el fondo representan los intereses del statu quo. Pero el problema es que aquí no hay una transformación radical de la sociedad ni estamos en la Cuba de los años sesenta ni en la Nicaragua de los ochenta. Y vaya si en la Cuba de hoy están cambiando algunas cosas. En una revolución pacífica, que para mí siempre será una ilusión mientras esos cambios no adquieran un carácter cultural, es una contradicción en los términos y siempre es más o menos reformista en la medida en que está sometida al sistema internacional, pero sobre todo a las normas del Estado burgués que, me pregunto, después de 12 años ¿Ha cambiado, se ha transformado? Me parece que no, y esta es una realidad que se impone hasta al que no la quiere ver. Por supuesto, esto no significa negar ni encubrir las cosas que se han logrado con los mecanismos de redistribución de la riqueza que efectivamente se han instrumentado, como las misiones.
Tony Negri |
Ahora vayamos a los tres elementos finales que Aponte plantea al final de su artículo, como supuestas ideas centrales de la teoría del mencionado “Batallón intelectual”:
Dice Aponte que dice el batallón:
"Primero, la revolución “no es posible”, “es una temeridad”, “es no estar en sintonía con la realidad”, “es muy buena pero es idealista”, “lo real es adaptarse a una especie de socialdemocracia”, a una suerte de “dar poder al pueblo” pero sin poner en jaque al sistema. Así la gente se preocupa sólo por resolver su vivir, su entorno, y no levanta la vista para la sociedad, no enfoca al sistema."
Quien tenga ojos que vea. Esto no es una idea que quieran imponer un grupo de profesores de universidades europeas y mexicanas, y más bien refleja una realidad que es comprobable empíricamente. Incluso son palabras que bien se podrían poner en boca de un boliburgués en conversación con su mejor amigo. No es que eso lo digan los intelectuales, es que son ideas que forman parte del sentido común de mucha gente y que se expresaron en los resultados electorales del 2 de diciembre de 2007. Porque uno puede ser optimista o pesimista, pero lo que no se puede ser es avestruz.
Dice Aponte que dice el batallón:
"Segundo, aparece el rechazo al Estado, se le tilda de soviético, burgués, y se pretende sustituirlo por formas que fragmentan a la sociedad, la hacen incapaz de acciones políticas..."
Lo que se ha dicho sobre el Estado no es un simple “rechazo”, ni el carácter de burgués es un mero “tilde”. Se ha hablado de la necesidad de transformar el Estado, desde el Presidente de la República para abajo. No es nada nuevo. No se ha propuesto su desaparición ni su sustitución por “formas que fragmentan la sociedad”. Las palabras de Aponte parecen ser una defensa del Estado burocrático y del capitalismo de Estado.
Dice Aponte que dice el batallón:
"El tercer elemento, es atacar al líder, ellos saben que no hay Revolución sin líder, así lo dice la historia. Pero, ¿cómo hacerlo si su prestigio es tan grande? La respuesta tiene varias aristas."
Ya está, porque uno de los intelectuales durante el encuentro en el CIM habló de hiperliderazgo desde un ángulo crítico propositivo, esto se interpreta como un ataque. Sin duda que hay algo de paranoia en estas afirmaciones. Ya se sabe que un proceso que se precie de revolucionario y de socialista, sobre todo si estamos claros que estamos en una suerte de transición, no puede sostenerse en los hombros de una sola persona. Ya lo dijo Fidel hace tiempo: Chávez no puede ser el alcalde de todos los municipios; aprovechemos también para recordar otras palabras de Fidel, mucho más recientes, donde el líder histórico afirma que uno de los mayores errores que cometieron fue haber pensado que alguien sabía cómo se construía el socialismo.
Esta última afirmación, hecha a partir de la vasta experiencia de lucha contra el imperio más poderoso de la historia de la humanidad, y que ha durado décadas, debería llamarnos a todos al diálogo, a la humildad, porque para teorizar ―para intentar teorizar y algunos hasta pontifican― sobre la revolución bolivariana, lo mínimo que se pide es un mínimo de coherencia y de sustento, porque descalificar siempre es fácil.
@maurogonzag
saludos amaury:
ResponderEliminarLlegué aquí desde aporrea.org, buscando respuesta a un detalle menor pero que no deja de intrigarme. ¿qué relación existe entre el artículo, Antonio Aponte y Oscar Vilera?. Entiendo y comparto tus criticas a Antonio Aponte (entiendo que es un equipo de escritores, no una persona) pero, ¿qué papel juega Oscar Vilera?
Estimado gxerman,
ResponderEliminarEste espacio es un espacio para el debate político, para el diálogo, para discutir lo que se plantea en los artículos, y no para la intriga o para aclarar detalles menores. Pero si te sirve, mantengo un diálogo político con Oscar desde hace tiempo, y quise dedicarle este artículo. Gracias por tu comentario...
Amaury te repito que llegué desde aporrea y, en ese contexto, Oscar Vilera no me resultaba claro, temí que fuese un dato relevante cuyo sentido se me escapaba. El "no deja de intrigarme" que yo utilizé no significa "intriga" en el sentido de "guerra con hojillitas". Dios me libre.... Gracias por tu respuesta.
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