Palabras clave: Batalla de ideas, política, crítica, transformación, diálogo, innovación, cambio de época, amplitud, bloque histórico, lectura, análisis, verdad, belleza, sueños, liberación.

sábado, 6 de agosto de 2011

Fracasos en la formación político-ideológica. Diálogo entre un funcionario y un cuadro político

Es bueno decirlo de una vez. No se trata de negar los significativos avances en materia de conciencia política que pueden verificarse en el pueblo venezolano, y que han sido producto de la rica dinámica política de los últimos años. Pero una cosa es decir eso, innegable en un país donde el fenómeno político propició experiencias únicas y puso a leer leyes, periódicos, revistas, libros y folletos por doquier a todo el mundo, -aunque sigue faltando mucho- y otra decir que los espacios de formación política y de formación de “cuadros” han rendido frutos; o en todo caso los frutos que necesitamos.

Mi experiencia personal en el tema la adquirí en diversidad de espacios, uno de ellos, la UBV, donde desde el 2005, un año caracterizado por un espíritu revolucionario hoy ausente, se dieron interesantes experiencias de talleres, seminarios y materias electivas dentro y fuera del Programa de Formación de Estudios Políticos y Gobierno, que expresaban el interés –pero sobre todo un gran entusiasmo- en la necesidad de que adquiriéramos la necesaria conciencia revolucionaria. Ya se hablaba de socialismo y de inmediato resurgieron las lecturas de los clásicos, y junto con ellas resurgieron también los viejos demonios, las viejas discrepancias, rivalidades y enfrentamientos que han caracterizado históricamente a los debates en el seno de la izquierda. Esta vez a lo Caribe, a lo venezolano.

Otro espacio que se creó para cumplir con estos importantes fines fue el Centro Internacional Miranda, donde tuve la oportunidad de asistir junto a compañeros que llegaron desde diversos espacios, profesiones y lugares teóricos, a excelentes actividades formativas, foros, talleres, seminarios, incluyendo un taller de formación sociopolítica con Juan Carlos Monedero. Una experiencia valiosa y que fue, ante todo y para mi, una experiencia más. Sin embargo, a partir de allí todos los que participamos en dicho taller y demás actividades en el CIM, fuimos tildados de “monederistas” o “centromirandistas”, o también “posmodernos pequeñoburgueses”. Verga ¡Pero qué creatividad para encasillar y para discriminar! Allí se presentaron algunos nodos críticos que luego advertiría en otros espacios formativos.


¿Consistía –o consiste- la formación “política-ideológica” en el aprendizaje del marxismo?

Creo que se entiende que lo que me pregunto es si tal formación consiste solamente en el aprendizaje del marxismo.

¿Sea o no sea así, cual es el método y las dinámicas más efectivas para llevar adelante esta formación?

¿Es necesario ser licenciado, Doctor en filosofía o tener Maestría en ciencias de la verdad para obtener la necesaria legitimidad ante el auditorio?

Se parte, por lo general, de la idea de que los colectivos que participarán en el taller de formación son una suerte de analfabetas político-ideológicos. De ahí que al pueblo haya que hablarle en “términos que pueda entender”, dada su natural ignorancia en estos temas y dada la excelsa formación que detentan los formadores políticos. Pero aquí como en otros lugares, no se trata ni de caer en lenguajes jergozos ni de diluir el contenido de lo que se quiere transmitir en el mal uso de la sencillez.

De la misma forma, cuando se trata de un taller dirigido a gerentes de importantes empresas del Estado, los talleristas deben dedicar parte de su discurso a la proyección de su hoja de vida, dada la confusión siempre presente entre el nivel académico formal y el nivel de conocimientos real. A los gerentes hay que hablarles con exquisitos galimatías y recordarles cuantas rayitas hay en el hombro para que no me bostecen ni me tosan mis interlocutores. Pero aquí como en otros lugares, no hay que emprender complejas explicaciones orientadas a impresionar. Como en el primer caso, no se trata de subestimar ni de sobreestimar a la audiencia, y el lenguaje debe ser sencillo, utilizando tal o cual palabra en caso de ser necesario. Ahí están los diccionarios y la internet. El facilitador de una actividad de educación política debe ser también un promotor del uso creativo, preciso y pertinente del lenguaje.

No puedo dejar de mencionar el proceso de conformación del Psuv, un lugar mucho más complejo pero que por la dinámica allí desarrollada, constituyó para nosotros, los que estuvimos en la génesis de los primeros batallones hace ya cuatro años, una verdadera escuela. Las primeras discusiones teórico-políticas se dieron con el mayor entusiasmo, aunque fueron interrumpidas abruptamente por la discusión de la Propuesta de Reforma Constitucional, y cuando nos dimos cuenta ni eso pudimos discutir porque ya había que hacer campaña y salir a defenderla, de cara al venidero referéndum. Siempre será bueno recordar esa derrota; siempre será sano tenerla siempre presente en el análisis psicosocial de la estructura ideológica del venezolano promedio.

En este abanico de centros de estudio y formación, cada cual proponía y ensayaba las actividades según su visión, interés y capacidad. Desde la lectura de los clásicos, pasando por propuestas un poco más creativas, pintorescas y conceptuales, hasta dinámicas donde la variedad de visiones tomaron la forma de debates que nunca llegaban a mucho pero que, en fin, servían por lo menos como experiencia y fogueo. Otros actores hacían y hacen aún su trabajo de educación política-ideológica. Es el caso de los CFI (Centros de Formación Ideológica), impulsados por W. Izarra, el FFM (Frente Francisco de Miranda) a los que presento mis respetos pero que, muchos de ellos, por haber estrechado la mano de Fidel, asumieron muchas veces actitudes un poco dogmáticas y apasionadas, revestidas además de un espeso barniz de minoría esclarecida y selecta. Existe algo llamado madurez política, que de acuerdo a lo que he visto no parece haber formado parte del diseño instruccional o de la malla curricular de los distintos programas de formación política.

Aquí ha habido de todo. Árbol de las tres raíces, Marx y Engels, Trotsky, Gramsci, Mészáros, cursos de geopolítica, cooperativismo y pedagogía, algo de Mariátegui, Maneiro, más recientemente Dussel… Y sobre esto, la cuestión principal parece seguir siendo aquella nada nueva y que forma parte de la esencia de la política como actividad: el arte o la ciencia de ponernos de acuerdo; la magia, diría yo. Porque todo dirigente político tiene algo de hechicero, de ilusionista encantador. A muchos los deleitaba el debate en sí mismo y no los resultados, y muchas experiencias de formación –que arrancaban con el fusil al hombro- carecieron de lo que puede considerarse un elemento central de cualquier proyecto formativo que pretenda combatir el incesante y pasmoso bombardeo ideológico del statu quo: la continuidad, la permanencia; el entusiasmo.

Es así como en este orden de ideas, les dejo este diálogo apócrifo entre un funcionario encargado de la formación política que, desorientado en la tarea que se le encomendó por no ser “su área”, llama a un conocido que ha estudiado esas “cuestiones políticas” para que le eche una mano.

A la encargada de la formación política en esa institución la llamaremos Faletta, quien en los días previos insistió en la necesidad de asesorarse con alguien más experto. Al “experto” lo llamaremos Pedro, quien en alguna oportunidad trabajó con aquel en otra institución.

                                                                         *  *  *

― Como sabes, Pedro, me han dado la responsabilidad de la formación política de esta institución y quería hablar contigo porque esa es tu área y pensé que podrías hacerme una propuesta. Necesitamos comenzar ya! ―Le dijo Faletta con expectativas.
― Claro compa, necesito saber que han hecho hasta ahora y como les ha salido―Asintió Pedro, consciente de que hay que saber de dónde se viene para saber donde se está.
―Bueno, hace poco hicimos un cine-foro y a la gente le gustó mucho. Se entusiasmaron, fíjate que en las intervenciones muchos se sintieron identificados con las situaciones de la película.
― ¿Fue mucha gente?
― Fueron como 12 trabajadores. Sabes que por el tipo de trabajo que se hace aquí, por el tipo de profesión que tiene la mayoría, estas cosas políticas no interesan mucho ―dijo Faletta como queriendo justificarse.
―Ya.
― Por eso también te llamamos, porque quiero que nos sugieras actividades que resulten seductoras para la gente, alguna película, algún documental, que la gente no lo entienda como un intento de adoctrinamiento. ¿Tendrás algún material así?
― Si vale, dispongo de algunos materiales que podrían servir. Por ejemplo, tengo uno sobre la crisis de los misiles en Cuba, dura qué, 45 minutos máximo, pero según lo que me dices no creo que guste mucho al personal de acá ¿No?
― Si, si, si, no creo que algo así guste a la gente. La verdad que bueno que viniste, tu colaboración nos será de gran ayuda ―afirmó el funcionario con precipitación.

― Bueno, lo primero que te diría sería que más allá de la película que se vea, del taller o de la actividad X que se haga, lo importante es crear el espacio, institucionalizarlo, consolidarlo. Que la gente sepa que tal día de la semana a tal hora está aquí cerca un espacio de encuentro, para el intercambio, la discusión. Lo del cine-foro es una mera excusa para crear el espacio, la estrategia ―Aquí, Pedro trató plantear elementos de fondo― Fíjate que hace poco hubo un encuentro internacional de intelectuales donde se trató el tema de la formación, y hubo uno de ellos que dijo algo que me pareció lo más importante del encuentro. No se trata de difundir saberes sino de desarrollar conocimientos.

― Uummm claro ―se le escuchó decir a Faletta, quien movía la cabeza en señal de afirmación tapándose la boca con la mano― Dime que material propondrías para la primera actividad, como te dije necesitamos comenzar la semana que viene.
― Ahora que recuerdo, hay un documental muy bueno que toca temas tan importantes como el consumismo, la cuestión de si somos malos o buenos por naturaleza, la violencia inherente a las sociedades capitalistas… Salió en enero, es el tercero de una serie, están hechos por un intelectual crítico inglés, dura casi tres horas, pero se puede ver por partes o dividirlo en varias sesiones.
― Chévere vale, suena muy bien, aunque como te dije no puede ser tan largo, la gente se aburre y así no se cumplen los objetivos ―afirmó el funcionario sin haber captado las últimas palabras de Pedro.

― Como te dije, se puede ver la primera hora, es un documental estructurado en varios temas, donde no hay relleno, cada frase es importante. Ah, además está subtitulado, se puede ver en internet en línea o se puede descargar de la página del autor ―agregó Pedro reiterando la factibilidad del proyecto, aunque antes de tocar el tema del cine-foro le había entregado a Faletta un papel de trabajo con un temario esquemático para la realización de un taller de formación teórica-política propiamente dicho. Sin embargo, este quedo en segundo plano frente al tema de los documentales y las películas.

― Bueno, pero mejor si está en español, porque me interesa que esté el personal de limpieza y esas señoras no pueden detenerse mucho en subtítulos.
― Bueno, si los subtítulos son un problema tengo una película cubana muy buena, un clásico, creo que nos puede servir, se llama “Memorias del subdesarrollo”, agradable, en español.
― ¿Cuánto dura?
― Como hora y media, creo que un pelo menos, podemos comenzar con esa.
― Me parece muy largo, no tienes algo que dure alrededor de 45 minutos, recuerda como es la gente aquí.
En este punto, Pedro recordó que Faletta, al inicio de la reunión, le había dicho que habían visto una película y que esta le había agradado a la gente. Y la habían visto completa.
― ¿Cuánto duró la película que me dices que vieron? ―Preguntó Pedro.
― Bueno no recuerdo, diría que como hora y pico. Recuerda que esta actividad debe estar en consonancia con la misión y visión de la institución.
― Hagamos algo, mándame un correo con la planificación estratégica para en función de eso presentarte una propuesta.
― Ok, y si puedes mandármela el lunes mucho mejor, sabes, para empezar a hacerle propaganda para ver si hacemos eso el otro viernes.
― Bueno amiga, me retiro, te estaré mandando eso entonces ―dijo Pedro con la sensación de que no habían llegado a nada.

Pedro bajo las escaleras, salió del edificio, y caminando hacia el metro comprendió por qué tanto intríngulis con el trillado pero central tema de la formación política. Así nunca superaremos el capitalismo.


Tuiter: @maurogonzag


No hay comentarios:

Publicar un comentario